Capítulo 16.

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──Le voy a decir a Paola que me de el empate.

Así, tal cual lo escucharon.

Soobin giró a ver a Gabriel con media empanada en la boca y el ceño medio fruncido, con cara de ponchao', yo me quedé con el potecito de la salsa de ajo en la mano y a mitad de camino, mirándolo de igual forma mientras él se seguía jartando su empanada de mechada con guasacaca como si no hubiese dicho nada. Soobin se acomodó, apoyando la espalda en una de las paredes del quiosco en lo que yo terminaba de echarle la salsa de ajo a la empanada, dejando el pote en la barra para seguidamente meterle un coñazo en el coco al menor, oyéndose esa vaina sabrosa.

── ¿Cómo que el empate, marginal? ──le reproché, arrugando la jeta── Ni que fueses a empatar los cables de la luz, habla bien.

──Bueno pues, le voy a pedir que sea mi novia. ──se sobó la cabeza, mirándome con arrechera── Tienes la mano pesá' coño e' tu madre, no me pegues.

──Es que de pana que te lo ganaste, gafo. ──rodé los ojos limpiándome las manos con la servilleta antes de agarrar la malta en la barra del quiosco── ¿Por qué así de repente?

──Verdad, llevan en su juju raro más de cuatro años y de repente llegas queriendo pedirle que sea tu novia. ──concordó Alejandro, dejando la botella vacía de la malta en la barra, él ya se había jartado su combito de empanadas por un dólar── ¿Qué te motivo tan de repente, pues? ¿Quién te está soplando el bistec?

──Nadie marico, a este punto podemos decir que somos novios desde hace mucho tiempo porque nos comportamos como unos, tenemos una relación pues. Pero hace días pensando en la vaina, me di cuenta que nunca lo hicimos como que oficial, simplemente comenzando a andar por ahí, a salir y a tratarnos con amor. ──nos comentó, metiéndose las manos en los bolsillos del uniforme azul que llevaba── Y verga, tampoco pensé que sería un detalle lindo para ella formalizarlo, porque muchas veces me he dado cuenta que lo quiere hacer. Por eso es que quiero, quiero que ella este feliz también.

Es que yo no me equivocaba cuando le decía a Daesun Paola que no iba a perder la bola con Kai Gabriel, yo sabía que él era un chamo de bien.

──Eso ha sido lo mas lindo que te he oído y visto hacer por Daesun en todo este tiempo que llevamos siendo panas y ustedes novios. ──comenté, sonriéndole cuando se puso penoso, los cachetes se le pusieron rojos── No me pasa.

──Si eres habla paja, de bolas que no te va a pasar si cada chamo que se te acerca lo rebotas lejos. ──bufó Alejandro jalándome la cola, le eché un coñazo en el brazo por eso, me había dolido── Y no me vengas con excusas que eres bien repelente cuando quieres.

──Es que yo no tengo la culpa que todos sean unos bobos que no saben lo que quieren. ──molesté, pasándole el billete de cinco dólares a la señora del quiosco, esperado a que me diera el vuelto de las empanadas para poder pirar── Los hombres a veces son imbéciles, incluyéndolos a ustedes.

──Haré de cuenta que no dijiste eso, porque me da lástima dejarte sin pan con diablito cuando vas para la casa con tu cara de perro arrastrao'. ──manoteó Kai, haciendo un ademán para proseguir la conversación── Entonces, volviendo al tema de la propuesta, quería hacer algo bien bonito, pero tengo que ir al centro a comprar un poco e' vainas y quería que me acompañaran.

──Mano, pero ahí estamos medios complicados, porque hoy no traje el carro y tengo que hacer un verguero de cosas. ──le dije, agarrando mi bolso para irnos otra vez al salón, ya casi se acababa el descanso── Y tengo que llegar a la casa para después ir a buscarlo en el taller porque mi papá no va a poder pasar por el y mi má está ocupada en el negocio.

𝐃𝐄𝐋 𝐎𝐃𝐈𝐎 𝐀 𝐋𝐎𝐒 𝐂𝐎Ñ𝐀𝐙𝐎𝐒. ━ Beomgyu. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora