Capítulo 15.

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Había un punto en el día después de salir a joder por ahí en el que me preguntaba que había hecho en el lapso de tiempo que no me acordaba de nada; ese momento no era ahora, porque me acordaba completico como me había zampado a Beomgyu en el estacionamiento y para mi mala suerte, la imagen se repetía en bucle en mi cabeza. A este punto de la mañana, porque para haber llegado a las cuatro de la mañana me había parado a las nueve, me encontraba enrollada en la cama mientras me coñaceaba mentalmente por haber hecho eso y por andar como gafa recordándolo cada rato.

Y es que hubiese estado normal si hubiese sido nada mas un beso, equis. ¡Pero maricoooo! No había sido un beso, habían sido un coñazo de besos en el transcurso de pedir las hamburguesas, esperarlas y luego, después que todo el mundo se volvió a meter a la fiesta porque ya habían jartado y querían seguir jodiendo, otra vez el mismo peo en el que ese bicho me provocaba y yo como guebona zúmbale, otra vez a comerle la boca porque evidentemente mi cabeza no tenía el suficiente raciocinio en ese momento... y no bro, no era como que podía fingir demencia porque me acordaba de todo y después de un rato no había estado tan curda como al inicio, y aun no me cabía en la cabeza como había caído así. Marico, es Francisco, ¿Cómo me lo iba a latear, por dios? Definitivamente era una vaina que nada mas hacia curda, porque de otra forma era improbable que yo pensara si quiera en latearme a Beomgyu de esa forma tan desvergonzada en la que lo había hecho.

En fin, después de analizar mi comportamiento de ebria no tan ebria y de mentarme la madre tres veces seguidas porque seguían viniendo a mí los recuerdos, me dispuse a dejar que Daesun durmiera en paz y me paré a cepillarme los dientes y a comer porque había hambre en el penal y si esperaba que alguno de los muchachos se parece a hacer comida, me iba a morir de inanición. Mientras me cepillaba y me miraba en el espejo el poquito maquillaje que me había quedado en la cara después de lavármela en la madrugada, llegué a la conclusión que: si ese marico me decía algo bien, afrontaba mi barranco como buena mujer con los pantalones bien puestos, pero si se hacía el Willy, 'tonce yo también me iba a hacer la que no sabía y enterraría ese momento bien pal fondo de mi mente.

Fin del asunto.

Después de agarrar mi taza de café, unas galletas que había encontrado caleta en el gabinete de la cocina y una cuchara, me fui a sentar en la sala, prendiendo el televisor para sintonizar Disney esperando a que todavía estuviesen pasando la casa búho o anfibia y no una vaina como veta ya unicornio que lo único que hacía era dejarme la canción en la cabeza todo el día. Celebré bajito cuando me di cuenta que si estaban pasando la casa búho y antes de poder llevarme la cuchara con galletas a la boca, alguien se dejó caer a mi lado, apoyando su cabeza en mi hombro y subiendo su pierna por encima de la mía.

Cómodo pues.

──Te pareces a Sami cuando se da cuenta que están pasando su comiquita favorita. ──me quedé tiesa después de escucharlo hablar con la voz grave, pudo haberse despertado cualquiera y no, dios estaba empeñado en que los nervios me hicieran como el gusanito de las trinitarias, pa' allá y pa' acá── Buenos días.

──Buenos días. ──correspondí, acordándome que me tenía que hacer la loca si él se hacía el loco, me metí mi cucharada de galletas con café como si no pasara nada── ¿Qué haces despierto? Pensé que ibas a dormir más, como los demás.

──Kai echo el loco me metió un coñazo en la espalda mientras se acomodaba y me espantó el sueño. ──bostezó en lo que yo me seguí comiendo mi vaina pendiente del televisor.

── ¡Viste mamarracho! Lo que se siente que te metan un coñazo cuando estás a gusto durmiendo. ──me burlé, recordándole el golpe que me dio dormido en la costilla.

── ¿Tu por qué estás despierta? ──preguntó después de empujarme para que me callara.

──No podía dormir. ──respondí sencilla, viendo la mata e' pelo en mi hombro── Andaba pensando en unas cosas.

𝐃𝐄𝐋 𝐎𝐃𝐈𝐎 𝐀 𝐋𝐎𝐒 𝐂𝐎Ñ𝐀𝐙𝐎𝐒. ━ Beomgyu. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora