[Libro 3] Quatervois

1 - S O N R I S A S

"¿Por qué sigues intentando entrar a un mundo donde no perteneces?"

"La nueva apuesta es ver quién logra matarte primero"

"Te diré que, líder de los elegidos. Te dejaré vivir esta vez y tú estarás en deuda conmigo"

Jared abre los ojos de golpe, su respiración se acelera al igual que el palpitar de su corazón. Pronto se da cuenta de que todo fue un sueño, más bien, de que esos recuerdos de la vida pasada lo siguen persiguiendo incluso cuando está durmiendo. Enfadado, se sienta en medio del colchón con las piernas abiertas y se talla la cara con ambas palmas abiertas. Su cabello negro está despeinado y sus ojos se entre cierran debido a la luz que entra por el cristal que simula la pared a su izquierda. Mira al jardín del otro lado del vidrio y se repite que no fue nada más que un sueño. De forma perezosa de pone de pie y camina a la derecha para entrar al baño. Ese día no tiene trabajo pendiente así que planea quedarse en pijama todo el día, o al menos lo que resta del mismo pues al mirar el reloj descubre que ha pasado el medio día mientras él descansaba aún en su cama. Se lava los dientes y se acomoda el cabello sin ser demasiado estricto y sale de su habitación pasando por un estrecho pasillo hasta llegar al comedor exterior que se encuentra justo enfrente de la piscina.

— ¡Vaya! El bello durmiente por fin despierta— es lo primero que exclama Eli cuando lo ve caminando hacia ellos con pasos cansados. El joven pelirrojo se acomoda las gafas y le regala una sonrisa de burla que pareciera brillar gracias a la luz reflejada en el agua donde se encuentra.

— ¿No tienes alguien más a quien molestar? —reprocha Jared después de tomar una botella de agua del refrigerador, justo cuando se sienta a la cabeza de la mesa, del otro lado del joven castaño que se entretiene leyendo el periódico.

—Molestarte a ti es mucho más divertido.

—Luca, cuando dijiste que tu novio vendría a vivir con nosotros, esperaba a alguien mucho más amable— Jared enciende un cigarrillo.

—Eso fue hace dos años. Vamos a superarlo ahora — responde Luca y después baja el periódico.

— ¿Por qué estás tan malhumorado? Las marcas en tu cuello dicen que te la pasaste bien anoche.

—En esa fiesta a la que no querías ir— completa Luca.

Jared bebe agua sin detenerse para no tener que responder a eso. Recuerda muy bien la forma en que aquel chico de cabello castaño oscuro mordía su cuello en un intento desesperado de callar los gemidos para que nadie pudiera escucharlos afuera de la habitación principal. Jared no le prestó mucha atención porque estaba ocupado embistiéndolo más fuerte y más rápido como si esa noche fuera la última noche de su vida. Mientras el agua pasa por su garganta, Jared recuerda lo suave que era su voz, en especial al pronunciar su nombre.

— ¿No tienes que ir a la cafetería? —pregunta ignorando el comentario anterior.

—Ya lo hice, mientras tú seguías durmiendo— Eli sale de la piscina. Jared sigue su trayecto hasta la cocina casi de forma inconsciente.

—Creí que volverías justo después de nosotros— dice Luca llamando su atención de vuelta a él. El pelinegro toma otra botella de agua y deja que el líquido le refresque la boca seca debido al alcohol.

Tal vez dijo que iría en seguida cuando Luca y Eli anunciaron que volverían a la casa que comparten, cerca de la media noche, pero Jared no tenía ninguna intención de volver aún, porque ese chico del otro lado de la sala lo miraba con la misma insistencia y él estaba curioso sobre a dónde llegaría todo esa noche. Así que, cuando sus amigos se fueron, el pelinegro se acabó la bebida en un trago y se encaminó al mini bar por otra sabiendo que ese chico iría tras de él. No hablaron mucho, en realidad no recuerda si ese chico le dijo su nombre, Jared no quería perder el tiempo en formalidades que no le interesaban porque sabía que eso era algo de una sola noche. Así que no pidió permiso para atrapar al chico contra la barra, besándolo casi con desesperación.
Jared solo puede culpar al alcohol.