Anthony despierta cinco minutos antes de las ocho de la mañana gracias al insistente sonar de su celular que anuncia una llamada. El castaño lo ignora las primeras dos veces, es sábado y lo único que quiere es dormir hasta el medio día, pero la persona del otro lado no parece querer ceder así que el chico no tiene más opción que responder la tercera llamada, totalmente irritado.
— ¡¿Qué demonios quieres?! —la risa del otro lado lo hace querer arrojar el celular contra la pared.
—Buenos días para ti también, Tony.
—Joshua, son las ocho de la mañana. En un sábado.
—Tienes que aprovechar cada hora del día si quieres ser productivo.
—No quiero ser productivo— Anthony se cubre la cara con las cobijas.
—Levántate, Nico quiere que vayamos a desayunar con él.
—No sé por que soy amigo de ustedes dos— sin ganas se sienta en medio de la cama mirando hacia la ventana. El sol apenas atraviesa las cortinas.
—Paso por ti en diez minutos.
Tony termina la llamada e igual que un niño emberrinchado, patalea antes de levantarse hacia el baño para arreglarse. Está exhausto y solo quiere seguir durmiendo, pero sabe que eso no será posible así que se viste con una playera blanca con lunares negros, un pantalón gris y unos tenis blancos. Se acomoda el cabello lo mejor que puede porque Joshua ya está tocando el timbre. Casi corriendo toma su celular, las llaves, la cartera y sale bajando los escalones de dos en dos.
—Eres un maldito desesperado— le dice cuando sube en el copiloto. Su amigo sonríe y se acomoda las gafas de sol.
—Y tú tan malhumorado.
—Solo ustedes se levantan tan temprano en un sábado— Anthony mira por la ventana antes de inclinarse para tomar el celular de su amigo, cambiando la música — ¿Y qué vamos a desayunar?
—No lo sé, algo raro supongo. Ya sabes que Nicholas es esa clase de persona.
Anthony asiente y vuelve la vista a la ventana cuando por fin encuentra una canción que le gusta. Mientras Better Days de OneRepublic se escurre por las bocinas del auto, la ciudad se mueve suavemente frente a sus ojos. La letra pareciera ajustarse a su vida de algún modo, como si hubiera sido escrita para él, para el desastre que representa todo a su alrededor. Y dice que está enojado con sus amigos por levantarlo temprano, pero en el fondo sabe que ellos son su salvavidas, ellos son a lo que se aferra para no volverse loco, porque cuando piensa en lo que vendrá, solo tiene ganas de salir corriendo sin rumbo fijo. No quiere perderlo todo, aunque sabe que ya lo hizo.
La casa de Nicholas es mucho más lujosa que la suya. Su amigo es un productor musical que en los últimos años se ha hecho de buena fama y, por lo tanto, de ingresos abundantes. La vivienda tiene cuatro habitaciones, una sala, un cuarto de videojuegos, su estudio de grabación, un enorme jardín del tamaño de la casa, cocina, comedor y tres baños. Todo en la planta baja. Pero, si había una cosa que Tony toleraba con mucha dificultad de su querido amigo, eran las comidas poco usuales que le gustaba probar. La mayoría de ellas, eran terribles.
—Tartas de cigala con caviar de salmón —anuncia Nico con mucho orgullo. Tony y Shua se miran mutuamente con una mueca de desagrado.
— ¿Qué tienes en contra de la comida normal? —pregunta Joshua.
— ¿No hay otra cosa? —Anthony revisa el enorme refrigerador buscando algo qué comer. Nicholas, resignado, señala una caja al final de la barra en la cocina— ¡Pastelillos! —el castaño no duda en recorrer la distancia para encontrarse con su postre favorito: pastelillos individuales de fresa con crema batida arriba. Todos sus conocidos saben lo mucho que él los ama y que bien podría terminarse una docena de ellos en menos de media hora— Te amo, Niki.
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[Libro 3] Quatervois
FantasyNo te olvides leer [Libro 1] Efímero y [Libro 2] Saudade. Quatervois: En francés "encrucijada, decisión crítica o momento de cambio en la vida de alguien" Seis años después de la masacre causada por los hechiceros, Jared ha sido capaz de reconstruir...