[Libro 3] Quatervois

24 - R E S C A T E

Jared despierta con el sonido de las sirenas envolviendo todo a su alrededor. Aún está atado, le duele el cuerpo por las descargas y el veneno lo hace sentir mareado, pero sabe lo que ese alboroto significa. Afuera de su puerta escucha que los guardias corren y gritan órdenes. Una pequeña esperanza se instala en su pecho, tal vez ese hechicero cumplió su promesa. Jared se mueve con fuerza intentando soltar sus ataduras, sin tener éxito. De pronto la puerta de su habitación desaparece al igual que todas las demás del pasillo cuando son arrancadas del marco dejando la entrada libre. Jared puede ver que los hechiceros se asoman por el pasillo sin entender qué pasa y todos emprenden una carrera ignorando sus gritos pidiendo ayuda.

—¡Jared! —Félix se asoma a su habitación, tiene un parche sobre su ojo izquierdo y no luce nada bien.

Jared siente que puede respirar cuando Félix entra para ayudarle con sus ataduras y pronto corren sosteniéndose del otro, en la misma dirección que el resto de los hechiceros. Entonces descubren que el comedor ya no existe porque alguien arrancó la pared también y muchos hechiceros están corriendo hacia el bosque, mientras los guardias intentan dispararles a todos para evitarlo. Y Red lo ve por fin, el brillo de la magia, una tan poderosa como ninguna otra.

Es un universum, tiene el cabello de color arcoíris y está de pie en lo alto de un conjunto rocoso. Un círculo de luz se forma debajo de él cuando los guardias le disparan y los dardos se detienen antes de tocarlo. A él y a todos los hechiceros que lo acompañan, aquellos que están ayudando a los que buscan escapar del centro. Al lado del universum está un adamantem, lo reconoce por el cabello plateado y los ojos cobre que brillan con intensidad. El hombre extiende las manos hacia el centro, un nuevo círculo de luz se forma debajo de ellos y todas las puertas de metal forman una esfera gigante que lanza contra lo que queda del centro, al área de experimentos, para ser exactos, destruyéndola por completo.

—¡Vamos!

Félix lo jala del brazo bueno para que corran. Hay más hechiceros luchando con los guardias, Jared puede ver la magia del agua, la forma en que los albinos se transforman en diversos animales y criaturas cuando es necesario, el fuego y las raíces atrapando a los guardias y científicos que suplican por piedad, pero los hechiceros están enojados y la piedad no es algo que estén dispuestos a regalar.

Jared sube, con ayuda de Félix hacia ese conjunto rocoso siguiendo a todos los hechiceros y pasa junto al Universum que no lo mira, pero habla dentro de su cabeza. Dice "lo prometí" y Red reconoce su voz. Más hechiceros les enseñan la dirección que deben de tomar y, con las pocas fuerzas que le quedan, se abraza de Félix y corre hacia la libertad.

§§

No hay libertad. No lo es en toda la extensión de la palabra porque ahora Jared está con la espalda contra la pared, literalmente, mientras el hechicero de agua le presiona el cuello usando el brazo para cortarle la respiración y para su mala fortuna, funciona muy bien. Él se resiste, pero está débil y uno de sus brazos es inservible.

—¡Asher, basta!

El adamantem sujeta al hechicero de los brazos alejándolo de Jared quien no hace más que toser desesperado. No entiende nada. El adamantem no luce más feliz al verlo, pero resiste los intentos del otro hechicero para volver y golpearle el rostro. Hay un humano en una esquina que no los mira, se abraza a sí mismo con fuerza y pareciera que intenta no llorar. El universum, sin embargo, no aparta la vista. Sus ojos están apagados cuando le habla, con una voz tan vacía como su expresión.

—Te recuerdo.

Jared lo mira, él no lo recuerda. Diablos, ni siquiera sabe qué fue lo que hizo mal. Llegó a esa pequeña aldea formada por diversas tribus al igual que todos los hechiceros que escaparon del centro, estaba con Félix y de pronto el Aqua ya estaba asfixiándolo contra la pared.