16 - A M I S T A D

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La casa está en silencio mientras desciende por las escaleras. Poco a poco percibe el aroma a café, el que prepara su mamá cada mañana, demasiado cargado para su gusto. Conforme se acerca a la cocina, logra escuchar el leve murmullo de la radio donde el locutor anuncia que será un día soleado, excelente para salir a pasear en familia.

—Anthony, buenos días— lo saluda ella con una débil sonrisa.

—Buenos días, mamá— Tony hace todo lo posible por devolvérsela mientras se sienta en un banquillo alto junto a la barra. Hay tanta tristeza en su mirada que le es difícil mantener el contacto visual, así que se concentra en la caja que está en la orilla.

—Te trajeron esto— dice mientras le acerca la caja. Es rectangular y blanca.

— ¿Para mí? —la recibe con rostro confundido. No recuerda haber ordenado nada en línea. Tiene un poco de problemas para abrirla al principio, pero cuando lo logra y descubre su interior, su rostro prácticamente se ilumina. Es una caja llena de pastelillos de fresas con crema. En la orilla hay una hoja amarilla doblada a la mitad que dice: "Los robé de la pastelería sin que Luca se diera cuenta, ¡no se lo menciones o va a matarme!"

—Cielos, Anthony. Tu sonrisa va a dejarme ciega— su mamá está sonriendo también mientras lo observa. Tony ni siquiera intenta disimular la sonrisa emocionada que lo invade por completo— Quien te los envió debe conocerte muy bien— Anthony no responde y solo baja la mirada, apenado. Su mamá toma un pastelillo y lo muerde antes de preguntar — ¿Es un chico con quien sales?

—Sí, bueno...ummm...quiero decir...es mi...novio.

— ¿Novio? —pregunta sorprendida— Nunca habías tenido un novio oficial.

Tony aprieta los labios y asiente. Los había tenido, simplemente no había valido la pena entrar en una discusión con su padre por eso.

—No le digas a papá, por favor.

—Tu padre no es tan malo —Anthony rueda los ojos y suspira. Claro que lo es — ¿Qué harás hoy?

—Tengo un proyecto y Joshua vendrá más tarde para ayudarme con eso.

—Está bien. No hagas ninguna locura ¿De acuerdo? Y quiero conocer a ese chico, así que preséntamelo pronto— Anthony asiente después de que su mamá le dé un beso en la mejilla. No planea presentarle a Jared, tendría que estar loco para llevarlo hasta su casa, pero es agradable saber que tiene el apoyo de su mamá. Aunque quién sabe, ella es tan diferente cuando está en compañía de su papá. Suspira. ¿Qué va a hacer cuando ella ya no esté?

Anthony no hace nada más esa mañana que terminarse la caja de pastelillos acompañados de un vaso de leche. Su mirada se concentra en el pequeño jardín trasero que se asoma por la ventana. Aún tiene en la mente, esporádicas imágenes de lo que sucedió durante su cumpleaños. El ataque de esos hechiceros y la forma en que hirieron a Jared le complica dormir por las noches. Los agentes le dijeron que esas criaturas podrían intentar convertirlo en uno de ellos y Anthony sintió que caía dentro de un abismo interminable. No puede perderlo a él también. No podría tolerar que sea algo como ellos.

Joshua llega dos horas después luciendo tan radiante como siempre. Anthony, por el contrario, ni siquiera se cambia el pijama y se sienta en la cama. Shua se acomoda en el asiento frente al escritorio y por un rato platican de todo menos del proyecto que tienen pendiente. La música resuena tenue entre las paredes y ambos cantan con micrófonos improvisados, riéndose de la interpretación del otro. Para Anthony esos momentos son los que lo mantienen cuerdo. Son su salvavidas cuando siente que se ahoga.

— ¿Qué es esto? —pregunta el rubio levantando una tarjeta blanca que descansaba entre las libretas.

—Me la dio uno de los agentes que investigan lo que sucedió con Jared.

[Libro 3] QuatervoisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora