10 - F A M I L I A

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Anthony se remueve entre las cobijas y hunde su nariz en la tela ocultando su rostro de la poca luz que entra por el gran cristal del lado izquierdo de la habitación. Lo primero que piensa es en quedarse cinco minutos más, solo cinco minutos más y después se levantará para bajar a desayunar. Sus ojos se abren de forma perezosa, uno después del otro y se estira lo largo sintiéndose entumido y cansado. Tiene leves imágenes de la noche anterior, de él entrando a un antro y después...¿Qué había pasado después? Mira alrededor y se da cuenta de que esa no es su habitación, es un lujoso cuarto que nunca había visto.

—Maldición— se sienta con cuidado en medio de la cama. ¿Con quién se enrolló la noche anterior? Tiene un borroso recuerdo de alguien dándole a beber algo en medio de la oscuridad, si lo piensa con cuidado, en esa misma habitación.

Con cautela sale de la cama. No está usando su ropa, en cambio usa un pijama holgado que se le cae un poco de los hombros dejándolo descubierto. 'Demonios, Anthony' piensa, 'tienes que dejar de beber así.' Sale al pasillo sintiéndose un poco alarmado. No encontró su ropa ni su celular y si debe pedir ayuda, necesita encontrar cualquier ruta de escape que se presente. Se encuentra con un pasillo, del lado izquierdo hay un pequeño jardín trasero y del derecho hay otra puerta más adelante y un espacio abierto. Da dos pasos y esa puerta se abre. Piensa en correr de vuelta, pero no logra moverse antes de que un chico pelirrojo se detenga en el marco, mirándolo con un rostro de pocos amigos, casi juzgándolo con la mirada.

—Si estás vivo. Cuando Red vino a verme a las cuatro de la mañana estaba pálido como un muerto, diciendo algo de que no dejabas de vomitar. Supongo que el remedio funcionó contigo también.

—... ¿También? —murmura más para sí que para el joven que se está abotonando las mangas de la camisa.
—No tienes resaca ¿Cierto? —Tony niega— Vamos— le hace un gesto con la cabeza para que lo siga y el castaño obedece— es un remedio muy bueno, solía hacérselo a Jared todos los días porque cada noche se emborrachaba hasta perder la consciencia y a la mañana siguiente no podía ni levantarse, un dolor de cabeza.

¿Jared? ¿Cómo demonios llegó a la casa de Jared?
Anthony mira a su alrededor cuando salen a un pequeño espacio abierto. De lado izquierdo hay una piscina y del derecho una cocina sencilla, en medio de ambos, una mesa comedor expuesta. Detrás de esto hay dos habitaciones. La derecha tiene una cocina más completa, la izquierda es una sala sencilla con tres sillones. Y atrás de las habitaciones, ve dos más. La de la derecha tiene la puerta cerrada por lo que no ve su interior, pero la izquierda no tiene puerta por lo que puede escuchar la música, las risas y los golpes. A medida que se acercan puede reconocer la voz del pelinegro y su corazón comienza a bombear sangre cada vez más rápido, con más fuerza, haciendo que suba directo a sus mejillas. Tanto él como Eli se detienen en el marco de la entrada mirando a los dos chicos que están luchando adentro. Ambos con rostros serios y concentrados, con el cabello y la playera mojados por el sudor y con guantes de box, golpeando con fuerza al contrario que busca esquivar los ataques. Tony sonríe sin darse cuenta, porque Jared está frunciendo su entrecejo y apretando sus labios, ajeno a su presencia y eso, eso es jodidamente sexy.

—No lo mires así, si fuera tan bueno no tendría ese golpe en la cara— dice Eli con tono aburrido— ¡Jared Hyde! —eleva la voz sobre la música para que ambos jóvenes se detengan.

— ¡Con un demonio, Eli! ¿¡Cuántas veces tendré que decirte que no me llam-! Anthony—Red baja la voz cuando sus ojos se encuentran con los del castaño. Luca se ríe y baja el volumen de la música. Ambos se quitan los guantes de box y se acercan, es cuando Tony se da cuenta de que Jared tiene un notable golpe en el ojo izquierdo, una tonalidad de morado con rojizo que resalta en su piel clara.

—Hola, Anthony. Ya me conoces, aunque Red nunca nos haya presentado como corresponde— Jared bufa —Soy Van Luca y él es mi novio, Eli.

—Gusto en conocerte por fin— Eli esboza una sonrisa de burla— solo te conocía como el chico bonito que Jared se cogió sin ningún pudor en la fiesta de Dylan.

[Libro 3] QuatervoisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora