12 - P A S A D O

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Todo es culpa de Joshua. También es su culpa, si lo piensa a fondo, por haberlo escuchado. Por haber pensado que tenía razón cuando le dijo "deberías de ser tú quien lo busque esta vez" Claro, sonaba como una buena idea. Incluso se había emocionado, un poco, más de lo que iba a admitir cuando Jared se lo dijera. Hizo planes, no muy especiales, nunca fue muy bueno en eso de las citas sorpresas, pero lo había intentado. Se levantó temprano esa mañana con el corazón palpitándole con fuerza todo el tiempo. Se preparó, incluso se escabulló de sus papás cuando intentaron llamarlo. Ni siquiera se preocupó por estudiar para su último examen del semestre, había aprobado todos los demás así que estaba confiado con ese también. Solo pensaba en esa cita, en la salida que él mismo organizó.

Contento, tocó a la puerta principal de la casa de Jared. Sentía que los nervios crecían a medida que el tiempo avanzaba y nadie abría. Pensó en irse, en huir y después enviarle un mensaje o, si se sentía valiente, llamarlo. Al final, antes de dar la media vuelta, Luca abrió la puerta y hubo algo parecido a la sorpresa en su rostro.

—Hola, Anthony —dijo de manera automática sin prestarle mucha atención en realidad porque parecía estar pensando en otra cosa relacionada con él.

—Hola, Luca. Estoy buscando a Jared— habló con una sonrisa nerviosa. El americano apenas y se la devolvió.

—Ah, claro. A Jared, claro. Creo...no sé si se encuentra. Yo...iré a ver ¿Está bien? Y...volveré para decirte...

Al principio no entendió por qué Van titubeaba. No lograba comprender por qué no lo miraba fijamente ni por qué continuaba moviendo las manos. No comprendió nada hasta que fue muy tarde. Hasta que detrás de Luca pudo ver al fondo del pasillo que salía un chico rubio seguido de Jared. Van maldijo por lo bajo cuando ambos jóvenes intercambiaron un largo y profundo beso. Anthony no necesitó ver más. Se dio la media vuelta y emprendió su camino apresurado por la calle. No tardó mucho antes de que Jared lo alcanzara sujetándolo del brazo, haciendo que se detuviera. Lo encaró y Tony lo odió porque incluso en ese momento se veía tan atractivo.

—Espera— le dijo— Anthony, espera un momento— insistió cuando el castaño intentaba seguir adelante esquivándolo, cosa que no funcionó.

—Solo déjame pasar ¿De acuerdo? —habló cortante, sin mirarlo.

—Realmente no comprendo por qué te comportas así— Tony lo miró entonces, el enojo creciendo con fuerza dentro de él—nunca dijimos que esto fuera exclusivo— Anthony abrió la boca sorprendido por lo imbécil que podía ser ese chico parado frente a él.

— ¿Estás...estás bromeando? ¿Esto es una clase de broma? ¿O es que tú eres un verdadero patán? —Red no respondió, no sabía que responder y Tony se dio cuenta de que para él en verdad no había hecho nada malo— Dime, Jared. Esto que nunca dijimos que fuera exclusivo, ¿qué es exactamente? —el castaño se cruzó de brazos. La gente pasaba al lado de ellos mirándolos con discreción. Red se acomodó el cabello.

—No sé qué esperas que te diga. Estamos saliendo, solo eso. Nunca fue algo en serio.

Eso fue todo lo que escuchó. Se dio la media vuelta, le gritó que era un maldito idiota y se alejó de ahí tan rápido como pudo.

Ahora está en su cama mirando al techo sintiéndose el sujeto más tonto sobre la faz de la tierra. Joshua está sentado en la silla junto al escritorio de frente a él y no dice nada porque continúa analizando todo lo que su amigo acaba de contarle. Exhala, lento y pesado.

—Si vuelvo a verlo, voy a patearle la entrepierna tan fuerte que no volverá a acostarse con nadie nunca. Te lo juro.

—Da igual, Shua— su voz no debería de sonar tan desanimada como lo hace— siempre termino saliendo con chicos que son unos imbéciles. Voy a quedarme soltero por el resto de mi vida. —Joshua se ríe un poco.

[Libro 3] QuatervoisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora