9 - A L C O H O L

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— ¿Y qué pasó con el chico lindo con el que salías? —pregunta Luca. Jared desvía la mirada y da un sorbo a su taza de café para despejar su garganta. Tanto el americano como su novio lo observan esperando una respuesta.

—No lo sé, no hemos vuelto a vernos.

— ¿Jared Hyde fue dejado? — interroga Eli con una gran sonrisa de burla

—Eli, ¿Cuántas veces voy a decirte que no uses mi nombre completo? —replica molesto. No hay nada que lo haga enojar más que escuchar su nombre completo, aún no sabe cuál es la razón de aquello, tal vez es porque le recuerda a su familia, pero no está seguro de eso.

—Eres tan malhumorado— el pelirrojo no ha dejado de sonreír, incluso lo hace más ampliamente al ver lo enojado que está el pelinegro— Tal vez por eso te dejó, tu carácter es demasiado.

— ¿Tú vas a hablarme sobre un mal carácter? —cuestiona y enciende un cigarro, todo el apetito desapareció.

—Me arrepiento de haber sacado el tema a colación— dice Van tallándose la frente— Finjamos que no dije nada ¿De acuerdo? Preferiría terminar de desayunar en paz.

—Está bien, cariño. Lo siento— Eli lo toma de la mejilla para girar su rostro y besar sus labios. Red rueda los ojos y sigue fumando sin mirarlos.

El desayuno termina con menos ánimo del que empezó, en especial porque Jared no quiere hablar más sobre Anthony. Ha pasado un mes desde la ultima vez que se vieron y es obvio que no volverán a encontrarse. El chico no lo ha llamado y Red no es un idiota, sabe que es una sutil manera de decirle que se mantenga alejado. Tampoco le importa demasiado, aunque no está del todo acostumbrado a ser el rechazado, usualmente es él quien termina el contacto, pero ¿qué se le va a hacer? La vida sigue.

Jared pasa el resto de la mañana y de la tarde en su oficina trabajando sin detenerse más que para hacer unas pequeñas pausas donde sale al comedor a fumar un cigarrillo. Esa noche, al terminar su trabajo a buena hora decide tomar una ducha, ordenar comida a domicilio y después se mete bajo las cobijas.

Son las dos y media de la mañana cuando su celular comienza a sonar. Decide no responder la primera llamada, quién sea que lo está buscando a esas horas de la madrugada podrá hacerlo en la mañana. La segunda llamada lo hace girar sobre si mismo para mirar el techo y como se ilumina con la pantalla del celular. Cuando inicia una tercera vez, lo toma frustrado y se sienta de piernas cruzadas para mirar el número. Es uno desconocido y eso lo hace dudar, después de todo lo sucedido con Karina se ha vuelto un paranoico al grado de sentir que alguien lo está persiguiendo cuando sale a la calle.

— ¿Si? —pregunta enojado, no le importa quien sea del otro lado, nadie tiene derecho a llamarlo a esa hora y mucho menos en un día que no tiene trabajo pendiente.

— ¿Jared? —la voz del otro lado le suena conocida, eso hace que baje un poco el tono enfadado.

— ¿Quién es?

—Habla Joshua, amigo de Nico. Nos conocimos en su casa una ocasión.

—Claro, Joshua— se talla los ojos ¿Por qué tiene un mal presentimiento?— ¿Qué sucede?

—Me apena mucho pedirte esto, pero eres la única persona con la que puedo contar ahora. Sé la hora que es, pero... ¿Podrías ir a buscar a Anthony?

— ¿A dónde? —se pone de pie, enciende la lámpara del buró y camina a su armario sosteniendo el celular entre su oreja y el hombro.

—Está en un antro, te enviaré su dirección en un momento. Yo no me encuentro en la ciudad ahora y me habló hace unos minutos, totalmente borracho. Sinceramente, me preocupa que esté así solo, él...suele ser muy cariñoso cuando se embriaga— Red asiente, lo sabe por experiencia propia— y estoy seguro de que habrá más de uno que buscará aprovecharse de eso. Nadie a demás de ti me contesta y sus padres lo matarán si se enteran.

[Libro 3] QuatervoisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora