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18. Reencuentro.

Nice to meet you.

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Estaba a punto de entrar a la habitación de su amigo, cuando escuchó un “bien, terminamos” proveniente de la habitación.

¿Qué?

Para empezar, ni siquiera sabía que el menor tenía pareja, pero todo apuntaba a que sí. Y segundo, ¿Por qué lo terminaría?

Dió dos golpes a la puerta, esperando que se abriera para poder pasar.

Cuando escuchó que le dieron permiso, abrió la puerta con lentitud.

- ¿Estás saliendo con alguien? - fue lo primero que salió de su boca. Realmente ya no podría retener la curiosidad.

- Ahora ya no - le dijo con una pequeña risa sin gracia mientras solo le dejaba más confundido que antes.

- ¿Por qué lo hiciste, Alex? - preguntó, acercándose a él mientras posaba una de sus manos en su hombro.

- Porque se va a ir. No puedo mantener otra relación a distancia, lo siento - casi espetó.

- Las relaciones a distancia no siempre son malas, Alex - intentó animarle mientras le escuchaba bufar.

- ¿Cómo lo sabes? - dijo casi con burla - No tienes pareja ahora y por lo que sé, todas tus relaciones han salido mal, George.

Auch.

Pero solo un poco.

- El chico del cuaderno - intentó defenderse.

- Eso no es una relación, es una maldita amistad por correspondencia - quitó bruscamente la mano del mayor que estaba en su hombro, levantándose de su asiento - Podrías enviarle el cuaderno desde Los Ángeles, George.

- ¿Por qué se lo enviaría desde Estados Unidos? - rió.

Aunque dejó de hacerlo después de unos instantes.

- ¿Alex? ¿Por qué se lo enviaría desde Estados Unidos? - espetó mientras miraba al chico que solo le daba una mueca.

- Hace unas horas llegó la aprobación del nuevo departamento.

Y sintió que se cayó todo.

Tiempo antes, habían discutido una mudanza.

Y Alex le había dicho que había sido cancelada ya.

- Sal de tu mundo de fantasía, George. Hay más oportunidades allá y no lo cambiaré; harás lo que quieras con tu vida allí, no aquí.

Solo lo miró con confusión, quizá algo de indignación.

- Deja de pensar que todo es jodidamente perfecto, ¿Adivina qué? No lo es. Entiendo que el divorcio de tus padres te afectó, si, lo comprendo, pero no te estanques.

Sinceramente, le dió hasta miedo el tono que usaba.

- No estás bien aquí, tu hermana no te habla y no sabes porqué, no es sano. ¿Creerías que me quedaría de brazos cruzados?

Y tenía razón. Su hermana no le hablaba y no sabía el motivo. Sus padres se habían divorciado recientemente, así que solo fue como una bomba de tiempo para que todo explotara.

- Soy un adulto y te estoy diciendo que no iré, Alex - habló - No puedes obligarme solo porque crees que me hará bien. Quiero quedarme.

Solo vió como soltó una risa de burla.

- Me importa una mierda, George.

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Ahí estaba, comiendo lo que sea que era eso.

Odiaba todas estas cenas, con cada pedazo de su ser.

Miraba a su padre beber algo que parecía ser vino y a la chica simplemente mirar los alrededores. Se sentía demasiado incómodo.

- Uh, Leeza, ¿Dónde trabajas? - habló por fin, intentando poner fin al silencio que parecía lo estaba ahogando.

- Soy microbióloga - le respondió con una sonrisa.

- Que bueno - intentó formar su mejor intento de sonrisa.

- ¿Te gusta la microbiología? - volvió a hablarle, solo causando que su sonrisa se desvaneciera.

- No, la odio.

Escuchó el negar de su padre y solo hizo que soltara un suspiro mientras veía al mesero pasar.

- Disculpe, ¿Podría obtener un vaso de agua?

Solo quería safar su atención de la situación frente a él.

- Gracias... - murmuró al ver el asentimiento del trabajador.

Luego se dió cuenta de que si él no hablaba, esa cena ganaría un record mundial por ser la cena más incomoda de todos los tiempos.

- ¿Esquías? Escuché a mi padre mencionar algo sobre eso - habló de nuevo.

- Oh, si, Leeza es una sabelotodo y además es deportista - le dijo sin mirarle - A Clay nunca le gustaron los deportes, nunca tocó una pelota - ahora se dirigió a ella.

- Tal vez porque nunca fuiste a verme - espetó, mirando al mayor.

- Es arrogante - se giró para ver a la mujer a su lado - Pensé que se le pasaría, ya sabes, como una etapa estúpida.

Antes de pudiera responder, escuchó su nombre.

Y solo vió a su ex pareja. Genial, así que, había decidido venir después de que le llamara.

Una pequeña sonrisa amable se formó en sus labios mientras le miraba acercarse y sentarse junto a él.

- ¿De qué estamos hablando? - preguntó con un pequeño tono animado mientras le guiñaba un ojo al rubio.

- De los deportes - le contestó rápidamente el ojiverde mientras veía al recién llegado.

- Siempre es un placer verte, Daniel.

- ¡Cuánto tiempo! - dijo con una sonrisa mientras miraba al mayor - Tú debes de ser Leeza, encantado, Clay me habló mucho de ti - le habló ahora a la chica.

Fue devuelto con un “Un placer conocerte”

Ahora, tenía a su padre, a la pareja de su padre y a su ex novio en una misma mesa.

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Las siguientes partes son un poco problemáticas y caóticas pero que disfruto con todo mi ser, así que estoy muy emocionada por lo que siguientes.

¡Gracias por leer!