Capítulo V

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5.

Parque.

Continuamos caminando por un largo de horas, era increíble. Siendo un animal, me cuesta seguirle el paso a esta chica. Ella caminaba a mi lado normalmente, sin perder esa sonrisa. Sonríe demasiado, ¿no? Creo que alguien normal no lo hace.

—¿No lo haces frecuentemente, mini miau?

Diablos, olvido que puede leer mi mente. Y no lo sé, ¿Acaso no lo recuerdas? No se quien soy.

—Pero puedes ir recordando —musito sonriente, como siempre—. Poco a poco.

Poco a poco, ¿eh...?

—¡Vamos, por aquí!

Nos detuvimos ante aquellos gritos. La voz de Ladybug no era, ni tampoco mis pensamientos. Eran voces de niños pequeños a lo lejos.

—¿Quieres ir a ver, mini miau?

La verdad no estaba segura, pero algo en mis bigotes decía que era bueno seguir aquellas voces. Estaba tan pensativo que no note el momento en que sus manos me tomaron de mi estómago, dejándome sentado en su hombro.

—Así iremos al mismo ritmo —dijo, acariciando mis mejillas.

Empezamos a caminar y por mucho que no quisiese pensarlo, ya que estaba claro que leería mis pensamientos. No pude evitar sentir mis mejillas coloradas por lo linda que se veía desde este ángulo.

—Eres muy tierno, mini miau.

Enserio... ¡Tú poder es malditamente molesto!

Grito entre enormes carcajadas. Su risa era tierna y pegajosa. Pensé, hasta que vi como aguantaba su risa junto a mejillas sonrojadas. ¡Deja de leer mi mente, maldita niñata pervertida!

—P-Perdón... —estaba muriendo del estómago—. Es que eres muy tierno y divertido, mini miau.

Ay, ya cállate.

—Venga no te enojes —empezó acariciar mi barbilla y yo simplemente caí ante sus dedos de pluma—. Prometo que después del parque iremos por algo de comer.

¡¿Comida?! 

Mis ojos de minino se iluminaron.

—Pero debes portarte bien, mini miau.

Seré el mejor gato de la vida. Promesa de gato.

—Eres bastante calculador, ¿eh? —asentí muchas veces—. Me gusta como eres, mini miau.

Parpadee un poco, viendo sus facciones serenas y tranquilas. Por alguna extraña razón, sus palabras me llenaban de nervios al igual que otro sentimiento en mi estómago. Esta chica me conoce en el otro mundo, ¿no?

Eso quiere decir que...

¡Cogelaa! —escuchamos a nuestro lado—. ¡Puedes patearla más rápido, amigo!

—Hemos llegado —Ladybug se acerco a una banca, sentándonos ambos ahí. Me baje de su hombro, sentándome a su lado—. Debes ver bien, mini miau.

La mire extrañado.

—Este es tu inicio.

Gire mi pequeño rostro en dirección a esos niños que jugaban con algo, ¿Qué era eso? ¿Un objeto en forma de esfera? Manchas blancas y negras.

Uno de los niños le lanzo el objeto a otro chico. Eran un niño de cabellera azabache y otro de cabellos castaños, junto a... ¿una gorra color rojo?

Estaban corriendo a toda velocidad, hasta que otro niño de cabellos rubios les quito el objeto. Desde esta distancia no era capaz de ver sus rostros. El rubio corrió y corrió, hasta llegar a la zona de dos árboles y gritar:

—¡¡Gol!!

Estaban celebrando, ¿Por qué?

—Te gusta mucho ganar en tu juego favorito, ¿no, mini miau?

¿Juego favorito? Mire a mi alrededor, a los tres niños ahí desvaneciéndose ante mis ojos. ¿Cabellos azabache...? ¿Gorra roja...? ¿Mi juego favorito...?

¿Objeto en forma de esfera de manchas blancas y negras...?

Mis ojos se abrieron de golpe.

¡Me encanta el soccer!

Grite eufórico en mi mente. Recordando ciertas cosas. Estaba sonriendo. Por fin podía recordar algo de mi vida en la tierra.

—Bingo, mini miau —acaricio mis orejas—. Amas el soccer. Siempre vas a jugar al parque con tus amigos desde que eras un niño.

Luka. Nino. Mis mejores amigos con quien crecí y nos convertimos en jugadores de soccer en... en..., rayos. 

Cerré mis ojos con fuerza para intentar recordar más cosas.

—No te fuerces —expreso ella—. Ya eres capaz de recordar una parte de tus memorias. Poco a poco iras resolviendo el juego por cada lugar al que te lleve. Eres fuerte, mini miau, sé que podrás hacerlo y volver a casa.

¿Volveré a jugar soccer? ¿Veré otra a vez a Luka y Nino?

—Por supuesto —sus palabras me alentaban.

Acabare este juego de pistas junto a Ladybug y... volveré a casa.

Solo espérenme. 

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