Capítulo XVI

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16.

Cuarta regla.

—¿Qué...?

Ella no me miraba. Ni siquiera era capaz de explicarme aquello. ¿Qué significaba que no podía volver conmigo? Nosotros somos espíritus perdidos, ¿no? Ya encontramos el camino, se supone que ambos teníamos la posibilidad de volver, ¿no?

Volví a ser un humano. Recuerdo todo.

Mi nombre y quien soy en la tierra..., ¿Por qué ella no vendrá conmigo?

Ya cumplió su misión, entonces ¿Qué quiere decir con que no puede ir conmigo?

Ambos cumplimos.

Hicimos un juramento.

—¿Qué significa...? —volví a tomar sus hombros, pidiéndole con llanto—. ¿Qué quieres decir con que tú no puedes ir conmigo? Me dijiste que ambos debíamos cumplir una misión, ¿no? —ella asintió a duras penas—. Entonces, ¿Por qué dices esas crueles palabras, my lady?

—Gatito... —intento intervenir.

—Se supone que si encontraba el camino y tú me guiabas... volveríamos, ¿verdad? —nos señale—. Juntos.

Sabes perfectamente lo que pienso.

Respóndeme, maldición.

¿Qué significa ese rostro triste?

Siempre juntos, ¿no?

—Existe una cuarta regla.

—¿Cuarta regla...? —diablos, esto no me gusta.

Imposible. Ella me dijo que solo había tres.

—La cuarta regla..., es para mí —estaba temblando. Su cuerpo se sentía cada vez más ligero, ¿Por qué? —. Yo debía ser tu guía. Llevarte de regreso al mundo de los vivos, pero con la condición de yo quedarme aquí encerrada en el limbo si no llegabas a recordar.

—¿Qué diablos...? ¿Qué es lo que debo recordar? Ya lo hice.

Ella se entristeció más.

—Y-Yo... soy parte de ti, Adrien.

—¿Qué? —imposible.

La recordaría.

Alguien como ella. La chica sonriente y fuerte. La extraña que me puso apodos extraños y usa lencería de abuelita y al parecer, le gusta la caperucita roja.

La chica que robo mi primer beso siendo un gatito.

La chica..., a quien amo.

—Esa es mi regla —musito aquello—. El precio que debo pagar, Adrien.

—¿Recordarte...? —la abrace, apretando fuertemente su cuerpo. Una sensación extraña me cantaba que debía retenerla—. ¿Qué quieres decir con recordar, Ladybug? ¿Qué es lo que exactamente debo recordar?

Ella negaba con su mentón contra mi cuerpo. Algo no estaba diciéndome, ¿Por qué? ¿Qué debo recordar?

¿Quién es ella?

—Lo siento... —lloro contra mi hombro—. Todo es mi culpa.

¿Culpa? ¿De que tienes la culpa?

¿Cuál es la razón de tus lagrimas?

¿Por qué te sientes tan sola y fría...?

—Tú jamás debiste tener ese accidente. 

|1| Encuentra el camino - MLBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora