Capítulo VI

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6.

Croissants

¿Se puede saber a donde iremos? Estoy cansado de caminar. Mis patitas son cortas a diferencia de tus largas piernas de gigante.

—Ey, eso es grosero —estábamos caminando uno al lado del otro. Sin rumbo, igual que siempre—. Paciencia, ¿Recuerdas?

Es fácil para ti decirlo. Sigues siendo una humana, ni siquiera se que era yo antes. Hasta podría ser una maldita roca y aun así, seria mejor que ser un condenado animal.

—Gato gruñón vuelve a flote~.

Déjame en paz, pesada. Continuamos caminando en silencio, sin rumbo otra vez. La mire de reojo, sonriendo ante la idea maléfica que se cruzó por mi cabeza. Me acerque más, mirando bajo su falda. Esta chica usaba pantis de abuelita de la edad media.

—¡¡Oye!! —mire cual sinvergüenza mientras se sonrojaba, apretando su falda para que no viera nada más—. Gato mirón —inflo sus mejillas.

¿Culpable? Si usas faldas con un gatito adorable de mi tamaño caminando a tu lado, dejándome ver todo tu... ¿encanto?

—¡Mini miau! —me gustaba que ahora los turnos de molestar se dieran vuelta.

No te quejes, Ladybug. Nunca serás tan adorable como yo para avergonzarte, pantis de abuela sexy,

—Te estas ganando una pisada accidental en tu cola, mini miau.

¡¡Pantis de abuelitaa!! 

Hui en cuanto sus pies iban en dirección a mi hermosa cola de color negro.

—¡No eres hermoso, gato pesado!

Me persiguió por un largo recorrido. Era divertido. A pesar de extrañar a mis amigos y aun no ser capaz de recordar sus rostros con lujo detalle, sabía que debía volver. Dentro de mí, mi alma me dice que debo volver, recordar quien era.

Pero no podía evitar tener el pensamiento de que estar con Ladybug era igual de divertido.

Eso pensaba..., ¡Hasta chocar con una bendita pared!

Acaricie mi rostro adolorido, me había dado bien fuerte.

—¿Estas bien, mini miau?

Sumamente adolorido. ¿Con que he chocado?

Me tomo entre sus brazos, yo aun sobándome el dolor de mi carita.

—Al parecer con un enorme ventanal.

Parpadee muchas veces, mirando frente a mí. Era un enorme local, lleno de colores pasteles y tiernas decoraciones. Mire detalladamente, viendo algo por dentro que llamo plenamente mi atención.

Ladybug, mira eso.

—¿Qué cosa? —le señale con mi pequeña pata, una de las cosas que se podía ver por el cristal—. ¿Te llama la atención?

Si, mucho. Su forma es como..., ¿Una media luna? ¿Por qué una media luna? Mire y musite entre maullidos.

—Bueno, los croissants tienen forma de medias lunas. De hecho, en otros países se llaman medias lunas erróneamente.

¿Croissants...? ¿Croissants? ¿Por qué ese nombre sonaba tan delicioso en mi mente que mis ojos tomaron esa forma? ¡Tráeme uno! Empecé a moverme en sus brazos, emocionado. Mi estomago decía que esas cosas raras podrían hacerme muy feliz.

—¿Quieres un croissant, mini miau? —asentí muchas veces con brillos en mis ojos felinos—. Esta bien.

Me dejo en el suelo y se encamino con su delgada figura dentro de la tienda. Apoye mi trasero gatuno en el piso, moviendo mi cola ante tan ansiosa espera. Quería probarlos rápido. Rápido. Rápido..., ¡Tengo hambre!

—Cálmate, gatito hambriento —al fin había aparecido. Tiene unos pies bastantes ligeros como para aparecer de la nada—. Sera porque soy delgada, ¿no?

Da igual, me fulmino con la mirada ¡Dame mi comida!

Suspiro, mostrándome una enorme bolsa de cartón en sus manos. Un rico olor a mantequilla y azúcar salían flotando de ahí dentro. Mis ojos se llenaron de enamoramiento y podría jurar que estaba babeando.

¡Dame uno, pero ya!

—Esta bien, está bien —metió una de sus manos en la bolsa, sacando aquel objeto, comida o lo que fuera, el manjar de dioses para acercarlo a mi carita—. Toma.

Se lo quite de sus manos rápidamente, dándole un enorme. Pero ENORME mordisco.

—T-Tranquilo, mini miau. Te atragantaras.

¡¡Puedo morir feliz ahora!! Estaba llorando, el sabor de esta cosa es lo mejor que he probado. Dios mío. El sabor a mantequilla y azúcar, perfectamente equilibrados con la masa crujiente y... ¡Ahhh~!

—¡Espera, aun no es tu momento de morir en paz! —al parecer mi alma estaba volando, hasta que ella me agarro de mi cola. Bajamos al suelo, ambos sentados. Ella con su voz agotada y yo, aun saboreando ese manjar—, En verdad te gustan mucho los croissants, ¿no?

Obvio. Siempre compraba croissants luego de terminar la practica de futbol en el instituto.

Quede pasmado ante mis propias palabras.

¿Instituto...? ¿Practica de futbol...? Empecé a recordar otra vez. Ella se quedo en su lugar, mientras yo caminaba hacia la tienda. Me quede frente a ella, notando el enorme borrón que estaba en el letrero, donde se supone que debía estar el nombre de la tienda.

Yo compraba mis croissants en este lugar.

—¿Te gustaban los croissants de esta tienda, mini miau?

Son mis favoritos.

Restregué mis ojos, era como si estuviera llorando. Pero gracias a esto, pude ver el nombre que estaba escrito en el enorme cartel de mi tienda favorita.

"Tom and Sabine Boulangerie Patisseri", ¿no? —Ladybug dijo tras de mí. Otra vez leyendo mis pensamientos.

¿También los conoces? ¿Te gustan los postres de aquí, Ladybug?

Ella se quedo mirando fijamente, sin decir una palabra. Se ajusto el gorro de su capucha, cubriendo su cabeza con ella.

—¿Continuamos, mini miau?

Empezó a caminar y yo seguí su paso desde atrás.

Otra vez, esa opresión en mi pecho se hizo presente.

Algo me decía.

Ladybug estaba triste. 

|1| Encuentra el camino - MLBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora