8.
Impaciencia
—Cuéntame, ¿Qué son tus cosas favoritas? —ahí estaban, sus preguntas con ningún origen. Bueno, llevábamos un tiempo caminando en círculos. No había nada de malo en hablar, ¿no? —. Esa es la actitud, mini miau —dijo alegre, volvió a tener esa sonrisa—. Siempre alegre, siempre fuerte, ¿no?
Volvía a sonreír. La conversación bajo la pantalla de estrellas regreso a la normalidad nuestro espacio. Ella era sonriente otra vez.
Pero.
¡Un cuerno! ¡¿No me ves que sigo siendo un maldito gato y sin memorias?! ¡¿Cómo diablos te diré que me gusta si no lo sé?!
—Eres aburrido~ —Tú una lunática que está atrapada igual que yo, guía-inútil. Sumando el hecho de que solo estoy al tanto de pocas cosas.
Estábamos ahí, sentando otra vez. Sin tener donde ir, ya que ¡todo estaba jodidamente nublado!
—Oye, no me llames guía-inútil —tiro de mis bigotes.
¡Eso duele! ¿Por qué tiras de mis bigotes? Animal.
Me debí ver totalmente estúpido al decir eso. El único en cuatro para soy yo y lo pude comprobar al ver su jodida sonrisa en burla.
—En primer lugar, ¿Acaso no te gusta el soccer y los croissants? Eso ya es bastante información.
Si, pero ¿De qué diablos sirve saber mi deporte y comida favorita? ¡Eso no me regresara a la vida!
Estoy seguro de eso. No hay que ser idiota para no darme cuenta..., ¿Cierto?
—Hmmm... —tomo una pose pensativa, durante cinco minutos. Si, los conté y eso solo significaba una cosa ¡No sirve para nada! —. Venga, no te enojes. Todo se resolverá..., poco a poco.
¡¿Cómo no quieres que me enoje si no hemos avanzado en días?! ¡¡Estoy muerto, maldita sea!! ¡Tus palabras no me ayudan a sentirme mejor!
—¿Cómo sabes que han pasado días? —pregunto con ojos curiosos—. Mini miau..., no digas esas cosas. Ni siquiera sabes si han pasado minutos, horas, días, semana o meses, ¿Verdad?
N-No lo sé, pero.
Mire a todos lados, buscando una respuesta para no quedar como el gato estúpido que estoy siendo.
—Te oigo~.
¡Deja de leer mi mente, niñata de calzones de abuelita sexy!
—¡Mini miau! —se sonrojo, eso sí es divertido. Presiono su larga falda contra sus muslos en forma protectora, ¿Enserio cree que eso la salvara de mi tamaño? —. Gato pervertido.
No es mi culpa. Soy un gatito inocente que camina junto a tus piernas gigantes y calzones de abuelita sexy.
Desvió su mirada, me agradaba devolverle la mano cuando se trataba de jugar bromas pesadas.
—¿Quieres que te haga preguntas? —la observe curioso. Estaba sentada a unos centímetros de mí. Observándome fijamente con sus azules.
E-Está muy cerca.
—¿Qué dices?
¿No dirá nada?
Me acabo de llenar de nervios y no me ha molestado. Extraño. Las chicas como ella que hacen temblar las piernas a un chico..., en realidad gato, siempre son las más habladoras, por no decir pesadas que, al momento de notar mejillas sonrojadas, se burlan de ti.
—¿Y?
Supongo que ignorara mis pensamientos. Nada que hacer al respecto. Tampoco es que me importe su atención.
Ignorare esa presión en mi pecho.
Hmm..., está bien, pero.
—¿Pero?
También quiero hacerte preguntas.
Mi cola empezó a moverse de lado a lado. Su mirada se llenó de seriedad, borrando por completo su sonrisa.
Si me hablas de tu pasado, considerare hacer el esfuerzo de recordar. ¿Qué te parece, Ladybug?
—Lo siento, mini miau —estaba triste, ¿Por qué? —. No puedo hablarte de mí.
¿Y eso por qué?
Siempre acabamos en lo mismo.
—Si hablo de mí, no podrás volver a casa. Ya te lo he dicho.
Pues me importa bien poco, no puedo seguirte sin saber quien carajos eres. Es extraño. Por no decir que muy desconfiado.
—Puedes confiar en mí. Jamás querría hacerte daño. Solo quiero que...
¡¿Por qué no puedo saber de ti?! Se supone que eres mi guía.
—Si te digo quien soy, no tendré permitido continuar siendo tu guía, ¿Eso es lo que quieres?
¡¿Por qué?! Es sumamente complicado ya estar a un paso de la muerte y seguir a una niñata con aspecto de caperucita roja, joder.
Me desespera, solo eres un extraña que me está ayudando a recordar mi vida y al parecer, sabes perfectamente que es lo que exactamente debes enseñarme para recordar. Es extraño ¡No me da confianza!
En primer lugar, ¡¿Por qué quieres ayudarme?! Ni me conoces.
—Mini miau... —intento tocarme, pero yo de bruto arañe su mano para alejarla de mí—. A-Auch... —su mano sangro y me importo una mierda. Era más enojo que cualquier otra sensación.
La culpa no era mi primera opción.
No confió en ti, ¿Qué pasa si todo esto es un engaño? ¿Qué tal si estoy muerto y solo eres la maldita muerte que está jugando con mi alma? ¡Deja de jugar con mi mente!
—No, no es así.
¡Entonces dime quién eres!
—¡No puedo decirlo! —expreso, sobado su herida—. Si lo hago..., tú...
Ella guardo silencio. Desviando sus preciosos zafiros hacia un punto muerto. Simplemente eligió callar, sin ser sincera conmigo.
Eso pensé.
Eres alguien en quien no puedo confiar.
—Te equivocas. Hago todo esto por que estas vivo y mereces volver..., ¡Hay gente que te está esperando, mini miau!
¿Cómo lo sabes?
—E-Es que...
Estás muerta, Ladybug.
Abrió sus ojos cristalinos. Pude ver claramente las pequeñas lagrimas resbalándose por sus mejillas ante mis frías palabras.
Ambos lo estamos.
Estoy completamente seguro de que es por ello que no me cuentas nada. Ni siquiera la existencia de tu ser en el limbo. Estas tan muerta como yo y simplemente no eres sincera ni contigo misma.
Basta de llenarme de esperanza.
Ambos sabemos que ninguno volver.
—Y-Yo... —apretó ambas manos contra su pecho, ocultando su cristalina mirada bajo el flequillo—. Yo...
Adiós.
Fue lo ultimo que susurre en mi mente, dejándola ahí... llorando desconsoladamente.
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|1| Encuentra el camino - MLB
Short StoryMis ojos estaban pesados. Mi cuerpo también, ¿Qué significaba esto? No lo entiendo muy bien. Solo se que muevo mis manos, viendo mis dedos doblándose frente a mi . Mis articulaciones dueles, al igual que mis falanges. Es extraño. Una sensación extra...