Epílogo

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Epilogo.

Mi rehabilitación tomo más tiempo de lo que esperaba. En realidad, ahora mismo solo era capaz de mover mis dos piernas a través de muletas y la mano izquierda junto al brazo. Mi derecho aun estaba vendando, incapaz de utilizarlo.

Mamá me movilizaba con la silla de ruedas por el hospital.

Todos vinieron de visita.

Luka, Nino, Felix, Chloe, mi tía Amelie, hasta Kagami apareció por aquí, sin embargo, nadie menciono su nombre.

Nadie hablaba alguna palabra de ella.

Nada. Absolutamente nada. Ni de ella, ni la razón del porque tuve el accidente. Solo me daban palabras de aliento que ignoraba. Toda ira bien. Te recuperaras. Te esperamos en el instituto. Todo lo ignore.

Era como si quisieran hacer invisible ese hecho.

Me enojaba.

Solo quería vomitar.

Este sentimiento también me abordaba cuando veía las heridas del aparato resucitador dejo cuando entre en distintos paros cardiaco.

Mi padre me hablo de ellos.

Fueron dos ocasiones en las cuales volví a pisar la muerte. Dos veces. Mi pecho tenía quemaduras del desfibrilador que habían usado. Esto me hacia preguntar, la vez que la muerte intento llevarme y ella lo detuvo, ¿Habrá sido una de las veces en estos seis meses que estuve a punto de morir en la vida real?

En primer lugar..., ¿Ella fue real?

—Es genial que todos hayan venido de visita, hijo. Hasta el entrenador vino a desearte una buena recuperación y que el próximo año podrás volver a jugar —mamá estaba arreglando mi ropa en el armario. Yo estaba sentando en la camilla, esperando a que guardara todo en la maleta.

Hoy me daban el alta.

Transcurrieron tres semanas desde que desperté. Por fin..., podía volver a casa luego de tanto tiempo aquí.

Eso me hacía cuestionarme muchas cosas.

—¿No perderé el año, mamá? Falte mucho tiempo, me atrase en todo —estuve seis meses dormido, perdí prácticamente un semestre completo—. Ella..., también perderá el año, ¿no?

Ella dejo de hacerlo que hacía. Caminando en mi dirección, estándose a mi lado.

Me abrazo desde su costado.

—No lo sé, mi amor —beso mi cabeza—. Sus padres deberán tomar esa decisión. Nosotros buscaremos la manera de que no pierdas el año, para que así continues con tus amigos y te gradúes con ellos.

No me importa.

Nada de eso me interesa..., solo quiero estar con ella otra vez.

¿Perder el año? ¿No graduarme con mis amigos? Me importa una mierda. Estaba más triste y destrozado por que ella no se graduara conmigo que yo no graduarme con mis amigos.

Ojalá se fuera a la mierda la escuela.

—¿Quieres verla, hijo?

La mire de reojo, sorprendido ante sus palabras. Mamá y yo, solo nosotros mencionamos su nombre. Solo entre nosotros, se conversaba sobre ella.

—Me preocupas, mi amor —me abrazo con más fuerza—. Verla puede causarte un daño irreparable, Adrien. Pero estas apagado. No eres tú, hijo mío.

|1| Encuentra el camino - MLBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora