Decisión

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Dolor...

Un terrible dolor de cabeza fue lo que despertó a Kanon de un profundo sueño que le había arrebatado toda muestra de consciencia unas horas atrás. Apenas se filtraba una mortecina claridad por los grandes ventanales de la habitación, pero suficiente para hacer que el simple acto de abrir los ojos escociera. Pero el escozor no era simplemente externo...su mirada ardía aún manteniéndola sellada, como si hubiera llorado...

¿Acaso había llorado?

Lentamente se removió bajo las cálidas sábanas que le cubrían, posicionándose panza arriba mientras ambas manos acudían a cubrir sus ojos primero y a presionar sus sienes después. Los latidos que seguían martilleando su cabeza eran desquiciantes, y si éso no fuera poco, un intenso ardor de estómago se unió al séquito de sensaciones desagradables que Kanon estaba detectando esparcidas por todo su ser.

Por primera vez en días había dormido profundamente, sin visiones ni voces que acudieran a entorpecer su descanso, y el sólo hecho de evocar esta constatación hizo que de alguna manera echara en falta lo que había llegado a catalogar como enfermizas alucinaciones. Kanon apenas recordaba nada...sólo era capaz de creer rememorar que su lecho durante los últimos días había sido un catre de piedra dentro de una celda...

Una prisión en un castillo rebosante de muerte...

Muerte...

La reminiscencia amarga del sabor del whisky que aún permanecía en su paladar parecía quererle recordar que la noche pasada había bebido. Y mucho. Aunque el martilleo en su cabeza ya lo evidenciaba sin necesidad de ayuda alguna.

Sí...recordaba que había bebido...no, mejor dicho, que había engullido una deliciosa botella de whisky...y que lo había hecho después de haber entrado en un lugar dónde no había sido invitado...Recordaba una conversación...¿Se podía llamar así?...Intentaba recordar más...el por qué de ésa conversación con un hombre no muy diferente a él...sólo quería recordar...pero mantener los ojos cerrados no contribuía a obtener ningún tipo de información que le ayudara en su proposición, así que al fin se decidió a descubrirlos, reparando en la presencia de unas paredes que no le resultaban familiares, sabiéndose en una cama que por supuesto nada tenía que ver con la de la celda que seguía visitando su mente. Lentamente se incorporó un poco, ayudándose del apoyo que le ofrecían ambos codos, y en ese preciso instante lo primero que readriogafiaron sus ojos le azotó con la clara revelación de la cruda realidad.

Cerca de la cama aún seguía impertérrita una armadura violácea, imponente...una armadura del mundo de los muertos que parecía observarle con obligada desídia, y ya no hizo falta querer recordar más.

- Wyvern...

Todo lo acontecido el día anterior empezó a correrle por la mente como si de una película a marchas forzadas se tratara, mostrándole con difuminada claridad todos y cada uno de los pasos que había andado la noche anterior.

Todos y cada uno...

Una fuerte opresión acaparó su pecho, y súbitamente Kanon alzó las sábanas, mirándose el cuerpo, hallándose únicamente vestido de cintura para abajo con sus pantalones, que lucían en su lugar, pero completamente desabrochados.

- ¡Mierda!- Exclamó, sin siquiera reparar en si había alguien más a su alrededor o en si estaba solo.- Mierda...mierda...¿Qué has hecho, Kanon?- Dijo para sí al tiempo que se dejaba caer de nuevo sobre el mullido colchón y sus aún dormidos dedos se apresuraban a abrocharse el pantalón.

Sí...ya lo recordaba todo, aunque las escenas se presentaran algo confusas y ensordecidas por el palpitar interno de su cabeza. Había acudido allí en busca de respuestas...había exigido conocer el infierno...y se había visto zambullido de lleno en él. Un par de respiraciones profundas fueron necesarias para intentar despejar su obnubilada mente e intentar incorporarse con toda la dignidad que la resaca que sufría le permitía lucir. Y allí estaba él, sentado en el sillón del escritorio, de espaldas a él y dando cuenta de algo que desprendía un aroma añorado, mostrando absoluta indiferencia a su despertar.

The Dead SkinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora