"Tears don't mean anything
If we don't know when we're sorry
No one will win today, we can't play this game... this way."
La infalible Explosión de Galaxias le alcanzó de lleno. La distancia que les separaba no había sido más que una pequeña piedra en el camino de la voluntad del poderoso cosmos de Saga. ¿Cómo podía haber pensado en la idea de detenerle? ¿Cómo se había atrevido a efrentarse a quién era el dominador absoluto de unas técnicas que él había aprendido a base de imitación?
Con el desarme de su defensa, el laberinto que había creado en Géminis se desvaneció, dejando el paso libre a Shura y Camus. Permitiendo a Saga cruzar el templo que una vez le perteneció sin más escollos que los generados por su propia nostalgia.
Kanon había intentado lo imposible y Milo, que no había abandonado la sigilosa custodia de su diosa, se había propuesto hacerle pagar sus propios recelos. Pero él ya no tenía fuerzas para luchas inútiles, para arranques de ira caprichosos. Ya no. No más. No había otras palabras válidas que no fueran las pronunciadas por Athena...y Milo no iba a conseguir que abandonara. Milo no debía tener la última palabra sobre el sentido de su existencia.
O quizás sí...
Quizás el Escorpión necesitaba convencerse que allí se hallaba un camarada, y no un traidor. Quizás él mismo necesitaba recibir un castigo por parte de uno de los más fieles servidores a la diosa más humana de entre todo el Olimpo. Quizás la Aguja Escarlata le purificaría una sangre que aún percibía densa y oscura. Quizás Antares obraría la justícia en su alma, enviándola al infierno o salvándola en la tierra.
Y Kanon estaba cansado. Su alma estaba agotada, y no se resistió. Se ofreció a Milo y su castigo. No se defendió. ¿Para qué hacerlo? Si al final los que debían convertirse en sus camaradas no le respetaban...¿qué significado tenía resistirse a ellos? ¿a su voluntad? ¿a su justícia?
Apenas podía oír las palabras que Milo le profería. El dolor que traspasaba su cuerpo era tan intenso que le arrebataba toda capacidad de sentir nada más allá de su propio sufrimiento. Pero ya no le importaba...La sangre fluía por los catorce aguijonazos del furioso Escorpión. Fluía roja, intensa...dotada de un color que creía que se habría podrido años atrás, pero que aún desprendía aroma a vida. ¿Realmente se estaba purificando? ¿Sería capaz de hallar la ansiada redención antes de una muerte inminente? ¿Habría podido pagar por alguno de sus múltiples pecados antes de rendirse a la parca?
Un último aguijonazo, directo a su corazón. Una última respiración. ¿La definitiva?
Oscuridad. Una ensordecedora negrura invadiendo todos sus sentidos, cada rincón de su razón, cada pliegue de su alma. Y como culminación de su desgraciada existencia, el útlimo pensamiento dedicado a Saga... ¿Por qué, Saga? ¿Por qué? ¿Por qué debemos acabar así, tú y yo? ¡¿Por qué?!
El rechinar del oro contra el suelo se fue filtrando tenue por sus oídos, hasta llegarle a despertar la consciencia. ¿O para darle la bienvenida al mundo de los muertos?. No...ese sonido era demasiado vívido...demasiado real para formar parte de un mundo gris y sobrio...Los destellos del oro no podían formar parte del mundo de los muertos...Allí no había color...Algo le decía que no existía el color...¿pero cómo lo sabía? ¿acaso era otra alucinación de su torturada mente? ¿realmente Milo había conseguido sembrarle la semilla de la locura?
La voz de Athena resonaba a lo lejos...tan suave, tan amable y cálida como era su intenso cosmos, rebosante de amor y perdón...Y la voz de Milo, tan segura y arrogante...éso no podía ser una alucinación. Ya no le quedaban fuerzas para malgastarlas fabricando insanas lucubraciones mentales...únicamente las tenía para abrir los ojos y observar la sangre que se esparcía a su alrededor, pero ya no fluía...algo había detenido su hemorragia. Alguien...Milo.
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The Dead Skin
ФанфикPost Poseidón. "Kanon había llegado con vida a un reino dedicado a los muertos. Burlando sus leyes y con la ignorancia que al despertar, la traición le volvería a tentar." ¿Realmente el encuentro de Kanon con los espectros de Hades una vez convertid...