🔆Capítulo 1 | Exitosa🔆

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POV ANASTASIA

Ser una Steele estaba sobrevalorado; creanme, sé lo que os digo, no nhabía nada asegurado sólo por ser la heredera.
El holding Steele, una compañía multinacional estadounidense con sede en Nueva York, fue fundado allá por 1839, más de siete generaciones atrás.

En sus comienzos se trató sólo de un empresa textil, pero ésta fue transformándose a lo largo de la historia y, tras diferentes fusiones y ampliaciones, llegó a ser lo que era en ese momento: un conglomerado de entidades que se diversificaban en servicios públicos, telecomunicaciones e Internet, sector aeroespacial, ferrocarriles, medios de comunicación, restaurantes, artículos deportivos y bienes raíces.

Dicho holding era una sociedad accionarial, dirigida entonces por mi padre, Jack Steele, presidente y CEO de The Steele Company.

Las valiosas acciones, que cotizaban en la bolsa de Nueva York a elevados precios, y el éxito económico hicieron que la firma se situase en el cuarto lugar en el ranking, sólo por detrás de los gigantes Apple, Google y Microsoft Corporation, y eso era así desde hacía varios años.

Ahora quiero hablaros un poco de mí. Empezaré por presentarme: mi nombre es Anastasia Steele, y soy la única hija del matrimonio formado por mis padres.

Muchos pueden suponer que nacer en una de las familias más adineradas de Estados Unidos es un privilegio, pero, como te he comentado al comienzo, llevar este apellido no es nada fácil..., sobre todo cuando, en el reparto de cualidades, siempre te hicieron saber que te ha tocado el sexo equivocado... Esperen, esperen, no estoy hablando de que reniego de ser mujer, sólo que mi padre hubiera preferido que su primogénito continuara con la línea sucesoria que el linaje de la familia seguía desde siglos atrás, y eso significaba que yo debía ser hombre para sucederlo cuando él se retirara del juego.

Debo destacar que ese hecho fue decisivo en el fracaso matrimonial de mis progenitores, pues, aunque mi madre intentó dar a luz a su heredero, nunca lo logró, ya que después de mí quedó encinta varias veces, pero esos
embarazos nunca prosperaron y acabaron en abortos espontáneos; incluso llevando a cabo tratamientos de fertilidad, no lo consiguió.

Sin embargo, y a pesar de lo mal que siempre se habían llevado, aún continuaban casados, puesto que en la estirpe de la familia,además de en los contratos que firmaron al unirse, un divorcio no estaba permitido, así que eso significaba que tendrían que soportarse hasta que la muerte los separase.

Volviendo al tema sucesorio, seguramente estarás pensando que todo esto es una gran estupidez, puesto que estamos en pleno siglo XXI y, por fortuna, la mujer ha demostrado que incluso puede hacerse cargo de la gobernabilidad de un país; no obstante, no lo es en el mundo corporativo en el que se mueven los negocios que dirige mi padre, incluso os diría que sólo tenéis que fijaros en quiénes son los grandes líderes mundiales y te darás cuenta de lo que hablo; para ello hecha un vistazo a la lista de Fortune 500 y comprobaréis que no miento.

Si bien es cierto que la mujer ha avanzado en muchos ámbitos y ha logrado posicionarse en el mundo actual, y que hoy por hoy hay muchas féminas CEO, también es muy cierto que aún nos quedan muchos otros caminos por recorrer y que la presencia de la mujer en las grandes corporaciones todavía es minoritaria, ya que sólo representa el 6,6% del tablero en el sector de las grandes compañías, hecho que indica claramente que hay una fuerte desigualdad de género en el liderazgo.

Y en el tablero de los negocios de mi padre, eso no era muy diferente, pues, aun sabiendo que yo estaba más que preparada para ocupar un puesto de esa índole, ya que me había licenciado con las mejores calificaciones en Economía y Gestión en Keble, uno de los colleges de la Universidad de Oxford, al que asistí durante tres años, él nunca me había tenido en cuenta.

Sin embargo, jamás me había dado por vencida, y por ello había continuado preparándome, porque si había algo que deseaba fervientemente era que mi padre se sintiera orgulloso de mí; por eso estaba segura de que en algún momento, al ver lo capacita...

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Sin embargo, jamás me había dado por vencida, y por ello había continuado preparándome, porque si había algo que deseaba fervientemente era que mi padre se sintiera orgulloso de mí; por eso estaba segura de que en algún momento, al ver lo capacitada que estaba, terminaría aceptando que podía cumplir sus expectativas y no le
importaría que fuera mujer; por tal motivo, y porque además soy muy perfeccionista, para que Jack acabara por tenerme en cuenta, tras obtener mi título en Inglaterra me mudé a Francia y logré entrar en el Institut Européen d'Administration des Affaires, el INSEAD, donde obtuve mi MBA o título de posgrado, como lo queráis llamar.

Sin embargo, jamás me había dado por vencida, y por ello había continuado preparándome, porque si había algo que deseaba fervientemente era que mi padre se sintiera orgulloso de mí; por eso estaba segura de que en algún momento, al ver lo capacita...

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Y no tenéis idea de lo que os estoy hablando, os diré que la razón que me llevó a elegir ese sitio en concreto fue que ese centro ocupa el primer puesto en el ranking de las mejores universidades europeas que ofrecen ese tipo de estudios.

Mi acceso a esta prestigiosa escuela de negocios y centro de investigación no me resultó nada fácil, ya que por supuesto me negué a valerme de ningún favoritismo en cuanto a utilizar mi apellido para entrar.

El caso es que me esforcé al máximo, obtuve una plaza y finalmente me hice con un máster en administración, ejecutivo de finanzas y desarrollo del liderazgo de empresas.

No obstante, cuando regresé al país, cinco años atrás, Jack Steele, a pesar de todos mis esfuerzos, continuaba opinando que yo no tenía oportunidad alguna de ocupar un puesto relevante dentro del holding Steele..., y lo peor de todo es que no creía eso porque yo fuera incapaz en mi desempeño, sino porque, inevitablemente, seguía sin tener un apéndice colgando entre las piernas y, en su defecto, poseía una vagina.

Así que, un poco derrotada pero no vencida, abracé mi lado perfeccionista una vez más y abrigué en mi pecho esa cualidad para regresar a Francia, donde me esforcé por conseguir un doctorado en gestión de empresas.

Yo me preparaba a lo grande para las responsabilidades que tarde o temprano debería asumir, por eso continué realizando diferentes programas de educación ejecutiva.

Aquí tiene el primer capítulo... espero les guste esta versión de nuestra querida Ana!!😊

Con cariño Yanin!!🤗🤗🤗

Asistente de Compras - Grey 《Christian y Ana 》Libro1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora