🔆Capítulo 4| Obligado a volver🔆

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POV CHRISTIAN

«¡Por el amor de Dios! Siempre me pone de los nervios regresar a Nueva York.»  Aunque sólo se trataba de unos pocos días, los recuerdos de por qué me marché de allí, hacía ya cuatro años, aún me agobiaban más de lo que desearía que lo hicieran.

Si bien sabía que volver siempre me destruía por dentro, estaba dispuesto a ponerme una vez más mi máscara y parecer fresco, tranquilo y controlado; sobrepuesto, sobre todo.

No obstante, cuando puse un pie fuera del avión, empecé a tener dudas sobre poder mantener ese talante; cada vez me pesaba más volver al país, y ya estaba pensando en buscar la manera de evitarlo el próximo año.

Cuando acabé con los trámites pertinentes, me dirigí a la cinta transportadora para recoger mi maleta; no llevaba mucho conmigo, pero, como había comprado obsequios para los mellizos, no me había sido posible traer sólo equipaje de mano y por eso había tenido que facturar la maleta.

Listo para salir, levanté la cabeza y sentí una gran alegría al verlo allí, esperándome. Él era de las pocas personas que me contentaba ver cada vez que regresaba.

Mi buen amigo Elliot no me había avisado de que iría a recogerme, pero no me extrañaba que lo estuviera haciendo; le dije que llegaba ese día y, como cada vez que pasaba por Nueva York, iba a quedarme en su casa; en esa ocasión, los tres días que tenía previsto que durara mi estancia en Estados Unidos.

Ambos nos apresuramos a salir al encuentro del otro y, cuando estuvimos cerca, nos fundimos en un abrazo interminable.

-Maldición, ¡te ves estupendo, amigo! —Estoy seguro de que, donde quiera que vayas, tienes a tu disposición una brigada de mujeres esperando para ser folladas.

Me reí a carcajadas y agité la cabeza; mi amigo nunca tenía filtros. -Joder, mira quién habla... —¿O crees que no leo las crónicas de sociedad gracias a Internet, donde están plasmadas todas tus andanzas de donjuán? —Eres un jodido mujeriego que se pasa el tiempo saltando de una fiesta a otra.

—Algunas cosas nunca cambian -le apreté el hombro-, ¿no es cierto? -Ya sabes, me divierto y no hago daño a nadie con falsas promesas de más de una noche. —Quien se enreda conmigo sabe a lo que se atiene; además, trabajo más horas a la semana que mis empleados, y estoy dedicado a mi empresa de lleno..., así que me merezco un desahogo, ¿no te parece?

-No he dicho lo contrario. —Sólo estoy resaltando que, de una forma y otra, vivimos la vida del mismo modo, sin compromisos.

Caminamos hasta el aparcamiento del aeropuerto, metimos mi equipaje en el maletero de su coche y nos dispusimos a salir de allí.

-Cuéntame, ya sé que sólo has venido por el cumpleaños de tu madre, pero... ¿aún sigues con la idea de seguir de nómada?

-Si te decidieras a probar a vivir así, te darías cuenta de que ésa es la verdadera libertad. —La felicidad, amigo, no tiene por qué ir asociada invariablemente al éxito y a la popularidad en lo que haces.

-No dudo de tu palabra, Christian, y sabes muy bien que respeto tu elección, pero definitivamente eso no es lo mío. —Yo necesito un lugar propio, llegar cada noche a un sitio que realmente sienta como mío.

-Yo también tengo un sitio que es mío, mi furgoneta, sólo que siempre está aparcada en un sitio diferente.

-Pero ¿no te cansas de vivir de aquí para allá? Me reí a carcajadas.

-Elliot, ¿me preguntarás lo mismo cada vez que nos veamos?

-Lo siento, no es mi intención fastidiarte, pero ya han pasado 4 años y todavía no me heacostumbrado a tu partida. —La verdad es que me encantaría que, en una de tus visitas, me dijeras que te quedas.— Tal vez soy un iluso, pero quiero a mi amigo de regreso. —No reconozco al hombre en el que te has convertido, un tipo solitario... sin metas.

-En esencia soy el mismo de siempre, pero jamás volveré a ser lo que fui.
—Ahora esa vida no tiene sentido para mí, y te equivocas: tengo metas. —Mis metas son llevar a cabo mis itinerarios de viaje.

-Quizá te enfades por lo que te voy a decir, pero, cuando me avisaste de que venías, me puse a pensar en ti... y creo que sólo sigues escapándote. —No creo que hayas superado lo que pasó hace cuatro años, y ése es el verdadero motivo por el que no quieres volver.

-Prefiero no hablar de eso.

-Amigo, tenías una carrera en ascenso, eras un exitoso empresario, ¿por qué dejarlo todo? Nadie vale tal sacrificio.

-Es que eso es precisamente lo que no entiendes. —Para mí liquidar mi parte de la empresa y vender mi apartamento fue una liberación; hoy estoy aquí y mañana quizá me despertaré en el Tíbet, o en medio de la selva amazónica. No tengo ataduras, soy el dueño de lo que hago, de mis tiempos, de mi vida.

-Y cuando el dinero se acabe, ¿qué harás?

-Hay tiempo para pensar en eso, aún tengo muchas reservas; además, parte de mi dinero aún está invertido en acciones aquí y allá. —Ya sabes, el zorro pierde el pelo pero no las mañas, aunque no me paso la vida pendiente de los valores en la bolsa, sólo se trata de ser previsor.

-Vale, oír eso me tranquiliza un poco. —Sin embargo, perdóname, pero sigo insistiendo en que sólo estás huyendo para no afrontar lo que sucedió.

-No voy a negarte que estar en Nueva York me lo recuerda todo como si hubiera sido ayer.

—No puedes culparme de eso ¿Acaso crees que es fácil alejar esas imágenes de mi cabeza?

-Y encima, mañana, cuando lo vea, se me revolverá el estómago de nuevo y volveré a imaginarlo follándose a mi prometida sobre la mesa de su despacho.

-Lo que te hicieron fue una gran putada. —La verdad es que no sé cómo hubiera reaccionado yo, pero no me parece justo que tú acabaras modificando tu vida y te sacrificaras por todos, y ellos sigan adelante tan tranquilos, sin haber pagado su traición.

-Mi madre lo ama y, además, está atada a él de por vida, a raíz de ese contrato matrimonial que firmaron cuando se casaron y fusionaron las empresas de mis abuelos.

-No voy a amargarle la vida. Ojos que no ven, corazón que no siente.

-Y, mientras tanto, él es el intachable hombre de negocios y padre de familia ejemplar para tus hermanos... —No es justo. —Discúlpame, pero no estoy de acuerdo, no debiste haberte callado.

Buenooooo... aquí esta lo que muchas esperaban 😉

Espero la historia le esté gustando, porfa déjenme saberlo en sus comentarios, las leo😊😊

Con cariño Yanin🤗🧡

Asistente de Compras - Grey 《Christian y Ana 》Libro1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora