🔆 Capítulo 30| Te quiero entre mis sabanas🔆

994 90 12
                                    


⚠️+18⚠️

POV CHRISTIAN

Estaba terminando de lavar los platos, ya que acababa de cenar, cuando
advertí que mi teléfono empezaba a parpadear, puesto que lo tenía en
silencio. Apenas vi su nombre en la pantalla, dudé en atender.

Me había sentido raro durante todo el día después de su rechazo, y había llegado a la conclusión de que, en adelante, lo más sensato era mantener las cosas en un tono profesional de cliente y empleada. Incluso había decidido que no me la volvería a tirar, puesto que hacerlo sería como jugar con fuego... y, la verdad, no tenía sentido retrasar el inevitable momento de mierda en el que esa aventura tocaría a su fin. De todas maneras, debía contestar el teléfono.

-Anastasia.

-Hola. Me pregunto si tienes ganas de tomarte un excelente champán francés que tengo aquí conmigo; estoy abajo.

«Joder, hay cien formas en las que yo podría decirle que no, pero me doy
cuenta de que no puedo hacerlo porque soy un completo idiota que sólo puede escuchar a mi pene hablando dentro de mis pantalones.»

Cerrando los ojos y tomando una gran bocanada de aire, traté de eliminar esos pensamientos, pero el maldito problema era que, cuando se trataba de Ana, a mi polla le gustaba anular al cerebro que llevaba en la cabeza.

-Hola, preciosa. Ya te desbloqueo el ascensor, qué grata sorpresa.

Al carajo todos mis pensamientos coherentes que había tenido antes, a la mierda con todo; nada importaba si ella estaba allí.

-Maya, compórtate y no molestes -le advertí a mi perra.

Sentía un nudo en la garganta que tragué; no quería que, cuando ella
llegase, me notara nervioso. Maldición, no podía creer lo inestable que esperarla me hacía sentir.

Cuando la puerta del ascensor se abrió y la vi recostada contra el fondo de la caja, creí que mi corazón iba a explotar. No iba vestida igual que esa mañana; en ese momento llevaba puesto una elegante falda de cuero color ocre, con abertura en un costado, combinada con una blusa gris de gran escote que me dejaba ver como, que me dejaba ver una exuberante ración de sus voluminosas tetas.

Sobre éste, y abierto, tenía puesto un abrigo queimitaba el grabado de la piel del leopardo y que hacía juego con el cinturón que ceñía su estrecha cintura, destacando las curvas de sus caderas, presentándose ante mí todas las partes de su cuerpo ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sobre éste, y abierto, tenía puesto un abrigo queimitaba el grabado de la piel del leopardo y que hacía juego con el
cinturón que ceñía su estrecha cintura, destacando las curvas de sus caderas, presentándose ante mí todas las partes de su cuerpo de manera más tentadora que el pecado original.

-Tal vez no tendría que haber venido sin avisar. Quizá te he interrumpido.

-Estaba a punto de irme a la cama -sonreí, sin ocultar la hambruna que me producía verla-, -así que gracias por haber venido, porque, sin duda, tu compañía será más entretenida que la de Maya.

Estiré una mano y cogí la botella de champán que me entregaba; luego, con la otra mano, la tomé por la nuca y la pegué a mi cuerpo. Mi miembro, con sólo verla, se había vuelto duro como el acero, y quería que me sintiera para que empezara animaginar todas las cosas que ansiaba hacerle.

Asistente de Compras - Grey 《Christian y Ana 》Libro1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora