🔆Capítulo 26| ¡Quédate a cenar comnigo!🔆

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POV CHRISTIAN

Cuando la puerta del ascensor se abrió, no pude evitar el ramalazo de
angustia que sentí al ver que se iba, y entonces, en un acto desesperado, la
cogí por el brazo.

-Quédate a cenar conmigo.

Ya sé, al leer estas líneas seguramente están riéndose, porque unos minutos antes os he asegurado que no iba a hacer nada esa vez, y que tendría que ser ella la que perdiera el control; pues bien, al parecer, Anastasia tenía más fuerza de voluntad que yo, y por ello estaba rogando que dijera que sí, que aceptaba mi invitación, porque, si se marchaba, iba a sentirme el hombre más idiota sobre la faz de la tierra por haber sido tan blando y haber cedido a la atracción que ella me producía.

-¿Por qué? -Los ojos de Anastasia se fijaron en los míos, esperando una contestación.

Dios, era muy hermosa, y su cercanía estaba martirizando sigilosamente mi polla, que no había dejado de recordar ni un solo momento lo bien que se sintió dentro de su coño.

-Por qué, ¿qué?-conteste torpemente, evadiendo la repentina oleada de lujuria que otra vez amenazaba con ponerme en apuros, ya que sólo podía imaginarla entre mis sábanas, enredada a mi lado mientras me
enterraba una y otra vez en ella.

Por suerte había sido precavido y, después de las pruebas, me había puesto unos vaqueros; al menos mi incontrolable pene estaba más contenido allí dentro.

-Soy tu asistente de compras, no hay motivo para que cenemos juntos. -No es como si alguno de los dos quisiera que nuestra relacióncomercial se transformara en otra cosa, ¿cierto?

-Cierto... pero aun así no hay nada de malo en compartir una comida, incluso podemos escuchar música... y...

-Y... -Ella abrió mucho los ojos, esperando a que terminara de darle
mi respuesta, y yo sabía que eso no estaba bien, que no podía jugar ese
juego.

Flirtear con ella en mi situación sólo era llamar a los problemas, ya que
muy pronto sería un hombre comprometido.
Aun así, haberla follado una sola vez no parecía ser suficiente y mi polla tenía más memoria que mi propio cerebro y sabía perfectamente dónde quería volver a estar.

En ese instante sentí que el calor fulguró bajo mi piel, y sólo vi mil
motivos por los que quería tenerla bajo mi cuerpo, y os puedo asegurar que ninguno de esos motivos involucraba un plan para que ella estuviera lejos.

-Y también, de esa manera, podremos conocernos un poco más.

-¿Quieres conocerme? ¿Más?

-No, así, no... o sí... -Dios, ¿en qué mierda me estaba metiendo?

-¿Sí o no?-inquirió

-Bueno... sí, joder, no hagas esto tan difícil. -¿Te quedas o no?

«Christian, estás loco. Ella acaba de preguntarte si quieres profundizar más
allá de la relación de cliente y asistente de compras y tú vas y le suelta que sí, cuando sabes muy bien que la larga lista de motivos por la cuál que no la puedes tener de ese modo es interminable.

»Me cago en mi padre, me cago en la mierda en la que me ha metido y médica cago en mi puta suerte por haber conocido a esta mujer justo en este momento de mi miserable vida.»

Aún así, aunque en ese instante lo más razonable hubiese sido buscar una excusa y dejarla ir, yo era un maldito egoísta y sólo pensaba en llevarla de regreso dentro. ¿Cómo mierda iba a mantener mi miembro en su lugar si Ana era el sueño sexual de cualquier hombre?

-Deja tus cosas aquí. -La cogí de la mano y tironeé de ella para que me siguiera, y sentí alivio al ver que no se oponía-. -¿Qué te gustaría cenar?
-¿Prefieres comida casera o quieres que pida chino o thai?

Asistente de Compras - Grey 《Christian y Ana 》Libro1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora