⟣ᴅɪᴇᴄɪɴᴜᴇᴠᴇ⟢

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JᴜɴɢKᴏᴏᴋ

¿Que si no me dolía?

Por cada lágrima suya, yo me tragaba un millón.

Pero hacía todo aquello porque quería lo mejor para ella.

"No puedes decidir eso por ella, JungKookie", había dicho mi madre. "Si tu miedo es que no te acepte por ser de una familia humilde, entonces ella no te quiere realmente, pero si lo hace, ni siquiera pongo en duda que el dinero sea una opción para ella", había comentado mi padre.

La noche que nos hospedamos en aquel hotel japonés, en el cual ella había insistido en estar lejos de mí lo más que pudiese, había hablado con mis padres y les había confesado todo, excepto el nombre y la imagen de Sarah, pues eso no era bueno hacerlo mediante redes. Ellos me habían reclamado y me habían reprendido por la estupidez que estaba cometiendo, y me animaron a que me diera una oportunidad con la chica que amaba.

Estuve a punto de abrir la puerta de Sarah y hacerlo, rogarle porque lo intentáramos, pero entonces caí en la realidad.

El daño que le había hecho a mi RaRah ya estaba hecho. Sus lágrimas ya habían y seguían cayendo por mi culpa, y si antes pensaba que no tenía un futuro prometedor que ofrecerle, en aquel ahora mucho menos podía darle porque sólo la hacía sufrir.

Así que me conformé con saberme perdedor y sonreír a medias al verla seguir dándolo todo de sí por conseguir su sueño de hacer del mundo un lugar mejor, y protegerla, al menos, de las amenazas físicas que para con ella nunca acaban.

Al menos eso sí podía hacerlo bien.

-Hija mía, tesorito de mi alma...

Cerré mis ojos por un momento ante la situación que se presentaba ante mí.

En dos meses que habían pasado, Sarah seguía desplegando una importante labor como profesional, pero una vez llegaba a casa...era irreconocible.

Todos lo habíamos notado.

Hasta los niños le preguntaban qué era lo que le pasaba, por qué ya no sonreía o jugaba con ellos, pero ella sólo suspiraba, les sonreía a medias y se tocaba el pecho antes de volver a meterse en sus asuntos.

Era una situación realmente preocupante. Apenas salía de la cama y aquella tarde le había costado un montón a Timothy hacerla aceptar su invitación de ir a cenar a la mansión, pero ella en cuanto llegó se encerró en su oficina...y por supuesto que a mí me arrastró consigo.

Timothy se encargaría de hacer arte cons sus dotes de chef (palabras suyas, no mías) para ver si con una deliciosa comida podía animar a Sarah, pero ante la actitud de ella, no le quedó más remedio que llamar a Oscar y Maiah y ponerlos al tanto de lo que realmente pasaba con su hija, ya que ella sólo les enviaba mensajes y les decía que estaba bien.

El por qué ver entrando a sus padres a la oficina con sus rostros bañados en preocupación me hizo cerrar los ojos no era más que por el dolor y la culpa que me causaba saber que todo aquello era debido a mí.

Que su hija, la mujer que yo amo, estaba sufriendo por mi causa, y se notaba tan cansada, que ni viendo a sus padres fue capaz de saludarlos con la misma euforia de siempre.

⚞Tʜᴇ Bᴏᴅʏɢᴜᴀʀᴅ⚟  ༐ Jᴇᴏɴ JᴜɴɢKᴏᴏᴋ ༐ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora