⟣ᴠᴇɪɴᴛɪᴄᴜᴀᴛʀᴏ⟢

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Estaba agotada, pero sabía que aún me quedaba mucho trabajo por hacer en aquel asiático país. Había asistido a montones de eventos benéficos, participado en conferencias, e incluso dado clases en algunas universidades y haciendo donaciones a cualquier sitio que lo necesitara.

Para eso, los paseos que daba con JungKook en medio de toda mi labor me habían ayudado mucho, aparte de que también habían resultado muy placenteros pues casi siempre salíamos con sus padres o el resto de nuestra familia o amigos, al menos en el mes y medio que estos últimos estuvieron por allá antes de regresar a London. Lastimosamente aún no era tiempo de mostrarnos como una pareja en público, pero igualmente disfrutábamos esos momentos libres del estrés del trabajo.

También cabe destacar que todos, a excepción de Uma, estaban pendiente de mi salud y la del bebé. Incluso Jeremy y Liam cargaban mis bolsos y hacían de guardaespaldas de vez en cuando para asegurarse de que nada se interpusiera en mi camino y me lastimara.

Era realmente gracioso verlos uno junto a JungKook a mis espaldas y al otro al frente, apretando unos invisibles auriculares en sus orejas, literalmente dejándome el camino libre hasta de una simple hoja en el suelo y continuamente exclamando: ¡Despejado!

Aquel día en específico jamás se me podrá olvidar.

Resultó ser que fui invitada a un evento de adopción en un orfanato casi en las afueras de la ciudad de Seúl. Iba emocionada porque no sólo había ayudado a promocionar el evento, sino que también JungKook estaba muy animado ya que el director del centro era amigo suyo.

En nuestro camino en el auto, me comentaba que había conocido a Kim NamJoon cuando era Ministro de Relaciones Exteriores y se lo habían asignado como protegido pues tenían sospechas de un atentado contra él. Resultó que el atentado lo había organizado su mejor amigo, un empresario dueño de varias compañías comercializadoras de petróleo, que quería quedarse con su cargo. Algo muy trágico porque al final aquel hombre era la única familia que el señor Kim tenía. JungKook no sólo lo protegió, sino que también lo consoló y le prometió una verdadera amistad que hasta el día de hoy se mantiene.

Es que mi chico es una preciosa masita de amor.

Kim NamJoon tenía pensado retirarse de su cargo de todas maneras, así que luego del incidente se dedicó a las obras públicas hasta que finalmente se asentó en aquel orfanato. Personalmente se encargaba, no sólo de garantizar todo lo necesario a aquellos niños, sino también de rescatarlos y darles algo similar a un hogar.

Ya estaba enterada de que habían casos bastante graves y que incluso habían algunos que no sobrevivían pues fueron rescatados demasiado tardes.

Estaba muy interesada en ver todo con mis propios ojos y palpar bien la información. Mientras más complejos fueran los casos, más difícil sería que los adoptaran, así que debía ir preparando mi labia para hacer entrar en razón a ciertas personas prejuiciosas.

En fin, el caso es que el señor Kim ya estaba enterado de nuestra relación, mas había prometido tratarme profesionalmente.

-¡Está casado!-chillaba mi chico de alegría. Tal vez pudieran ser mis hormonas o no, pero compartía su sentir como si tambien fuera mi amigo-. Sólo he visto a su chica por fotos, así que está muy feliz de que al fin pueda presentármela. Ella es psicóloga y trabajan juntos en el orfanato. Dice que lastimosamente aún no pueden tener hijos porque él tiene ciertos problemas con eso, así que atienden a los niños como si fueran propios, así que hoy estarán algo tristes de dejarlos ir. Por eso se alegraron tanto de nuestra presencia.

Definitivamente la felicidad lo tenía muy hablador, pero yo lo disfrutaba. Eran uno de los pocos días en los que JungKook se vestía como un civil normal y aunque mantuviera todas las condiciones para escoltarme, se había tomado la libertad de relajarse puesto que estaríamos en un lugar más que seguro.

⚞Tʜᴇ Bᴏᴅʏɢᴜᴀʀᴅ⚟  ༐ Jᴇᴏɴ JᴜɴɢKᴏᴏᴋ ༐ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora