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El choque de las armas de Mena y Gamba causó conmoción en la atmosfera, como si el tiempo de momento se detuviese. Sonne alegaba que Gamba está por terminar, sin embargo, no podía dejarle todo el trabajo a Mena.

Mena contrarresto, provocando una vez más que Gamba repitiera el ciclo. El arma fue incrustada en el cuerpo de la deidad, cerca de su cuello dónde le era difícil emitir algún ruido. Sonne se acercó a ella, y su iris expandió un vórtice que logró traer a Gian de regreso a su posición, y apartándola a ella de la zona de pelea.

El Groover manifestó su flecha de llamas oscuras la cual introdujo en el pecho de la deidad. Mena activaría el sello por medio de su oración:

—Paz sea a tu alma, oh deidad de miseria; que el Dios creador del Universo sea quien te juzgue. —enterró la catana con más fuerza en su cuello. Gamba sentía su cuerpo arder—. Por medio de este sello...Yo Mena Xén.

El rostro de Gamba era un dilema.

—¡Te maldi...!

—¡Te envió al infierno! —interrumpió.

Mena arranco su cabeza de su ser; y Gian disipó su cuerpo con las llamas. Ambos sin más cayeron al suelo sintiendo que el aire les faltaba. Ambos cerraron sus ojos.

Al hacer el intercambio, Sonne se ubicó en la batalla de Simón contra Ender.

—Ya que me trague la tierra. —añadió Ender ante los niños que estaban con él. Sonne habló:

—Fuiste tú.

—Sonne...—Simón estaba de rodillas; tomó la muñeca de Sonne, pero aquella se sentía tan fría.

Venas de un tono verdoso se aproximaron al ojo de iris amarillento. El exceso de su uso provocó que la misma no tuviese dilatación y de ella brotara sangre.

—Sonne detente.

—Esto es por él. —sonrió. El cuerpo de Ender no parecía moverse, entretanto que intentaba, Sonne ejercía presión en su mirada— Explota.

En el pecho de Ender se plasmó una cruz invertida luego de que Sonne manifestará aquello. No obstante, y sin querer darle cabida, ella incrustó la espada en su pecho haciendo que el hombre volviera al polvo.

El crujir de una rama hizo que Simón desviará su mirada. El joven apretó su espada, sin embargo, Sonne advirtió:

—Sí fuera tú, ni siquiera me movería —Monique trastabilló—. Tu diosa ha muerto, hazlo saber a los insectos que tiene por peones.

Ella huyó. El sonido de Jebby calmó los aires; Simón al ver a Mena sin ápice de moverse comenzó a gritar zarandeando su cuerpo.

—¡Mena! —la mujer abrió un ojo.

BÉLKASKA: LA ERA DEL DESPERTAR #3 ✔┆FINALIZADA┆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora