Un grupo de jóvenes ex-militares se enfrentan a un apocalipsis; Antártida que así se llama donde viven ellos, será un nombre legendario para muchos.
No sólo por su gente si no también por su ambiente.
Así que aprovecha y diviértete un rato con los f...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
⟨cantar y matar⟩
Después de aquella pelea, cada uno se fue a su habitación a descansar.
Yo que convivía con Sales y Aquiles hicimos un fiesta de pijamas.
- Bien, ¿Vodka? ¿Vino? o ¿Tequila? - pregunta McKay señalando a las tres botellas.
- Yo Tequila - digo rápidamente mientras se la quito.
- Yo vodka - se pide Aquiles, pero al ver que Sales se niega a dársela escoge el vino.
- ¿A que jugamos? - pregunto mientras le pego un sorbo.
- ¿A yo nunca nunca? - propone inseguro Aquiles.
Sales y yo asentimos, aunque ya sabemos casi todo de nosotros.
- Empieza - ordeno.
- Yo nunca nunca he besado a un sapo - dice Aquiles.
Sale y yo bebemos.
- ¿Qué? Pero ¿Cómo? - pregunta.
- Lo mío fue por un reto - dice Sales subiendo sus manos inocentemente.
- Yo... fue de pequeña, justo después de ver La princesa y el sapo - confieso con vergüenza.
Los dos me miran con asombro.
- ¿Besastes a un sapo por una película? - me pregunta Aquiles con voz aguda y asco.
Asiento.
- ¡Me toca! - exclamo - Yo nunca nunca he sido infiel - propongo mientras veo como nadie bebe.
- Supongo que ahora me toca a mí - afirma Sales pasándose una mano por la cara pensativo - Yo nunca nunca me he colado a una casa abandona y he hecho espiritismo - dice al fin.
Yo soy la única que bebo.
- ¿Qué? - pregunto - en el orfanato no había mucho que hacer, y yo no era una de las mejores niñas a decir verdad - confieso.
Estos asienten y pasamos toda la noche así.
Cuándo el sol apareció los tres ya estábamos borrachos.
- Oye - dice Aquiles arrastrando las palabras - Jajaja - se ríe de la nada mientras me señala la cara - Tienes la cara de Tom Holland - me comunica restregando su mano por mi cara.
Le doy un manotazo y este se balancea hacia atrás.
- No - empiezo a decir pero me paro porque todo me da vueltas - me toques - finalizo señalándole con el dedo.
Salimos arrastrando nuestros pies al exterior.
Cuándo una gota cae en nuestras cabezas Sales aplaude.
- ¡Llueve! - exclama con voz borracha mientras salta como un tonto.