Un grupo de jóvenes ex-militares se enfrentan a un apocalipsis; Antártida que así se llama donde viven ellos, será un nombre legendario para muchos.
No sólo por su gente si no también por su ambiente.
Así que aprovecha y diviértete un rato con los f...
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⟨Números⟩
Sales mandó a todos que se pusieran rectos, para que él pudiese enseñarles la posición básica con la cual debían de ponerse si así yo lo mandaba.
Muchos consiguieron hacerla, mientras que algunos, bueno lo intentaron.
- Con eso basta - demando, haciendo que todos se relajasen - primero os voy a explicar brevemente las normas - digo haciendo que todos me pudiesen mucha atención - Una vez que entráis en Antártida y aceptáis pertenecer aquí, ya sois parte de nuestra familia y nosotros de la vuestra, así que si alguna vez me entero de que nos habéis vendido, traicionado, maltratado a algún miembro seréis castigados - informó pasándome entre la gente.
Una voz hace que me retenga a volver a seguir con la explicación.
- ¿Eso también cuenta si me pegó con mi vecino o con él? - dice un niño señalando a un hombre cualquiera.
- Sí - afirmo - Eso también cuenta - digo refiriéndome a lo que el niño acababa de decir - la segunda regla es que no se me puede desobedecer, la tercera es que nos debemos de tratar con respeto, la cuarta sería no robar y pues las demás normas son las simples de una comunidad, si me ha faltado algo ya os lo diré - informo.
Akila se acerca a mí y pasa su brazo por mis hombros.
- Si alguien de aquí hace alguna estupidez, será castigado y claramente ella decidirá como, sin embargo os puedo ir diciendo los principales castigos que hay - dice ella mirando a todos pero sin quitar su brazo de mí - Tortura - grita para que la oigan bien - Muerte, desterramiento y tortura con muerte - acaba con una sonrisa en la cara.
Muchos de los presentes ponen cara de terror mientras que otros agarran a sus hijos con fuerza y les abrazan.
- ¿Alguien se quiere ir? - pregunto quitándome el brazo de Akila.
Unas cinco manos se abren paso entre la multitud.
- Muy bien - digo, y le hago una seña a Rodrick para que abra las puertas, un segundo después estás ya se están abriendo - Podéis iros - ordeno amablemente.
Ellos sin más preámbulos cogen sus cosas y salen al exterior.
- Okey, quiero enseñaros algo - indico - seguidme - hablo mientras me dirijo a las murallas.
Ellos me hacen caso y suben conmigo a las murallas.
- ¡Solo observar! - exclamo señalando a los cinco sujetos caminando a unos pocos metros de aquí.