Un grupo de jóvenes ex-militares se enfrentan a un apocalipsis; Antártida que así se llama donde viven ellos, será un nombre legendario para muchos.
No sólo por su gente si no también por su ambiente.
Así que aprovecha y diviértete un rato con los f...
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⟨La reina⟩
Salimos al exterior justo al mismo tiempo en el que nuestro grupo entraba a la comunidad épicamente.
Rio al ver como mis amigos ponen poses de diva mientras van matando a cualquiera que se interpusiera en su camino.
Nosotros cuatro cogemos las pistolas de los cuerpo fallecidos del enemigo y corremos hacia donde creemos que están los presos.
Entramos en una sala donde había gente metida en ellas y suponemos que aquél era el lugar que estábamos buscando.
- ¡Hola! Perras, ya sois libres, podéis iros de esta perrera de pacotilla - anuncio pegando una patada a una de las jaulas.
Muchos de ellos se ponen en pie y se acercan a los barrotes.
Aedun, Aquiles y Sales se quedan abriendo las puertas de las celdas mientras que yo me dirijo a una en particular.
- ¡Hey! ¡Chicos! - llamó la atención del escuadrón desparecido.
Ellos me miran con asombro y se acercan rápidamente a mí, claramente siendo parados por las barras de hierro.
- Joder, Thomas estás hecho mierda - exclamo, viendo su nariz llena de sangre - Y los demás tampoco os salváis - digo echando una mirada a todos.
- Has venido a por nosotros - dice uno sin creérselo apunto de llorar.
- Pues claro ¿Os pensabais que os iba a dejar? - pregunto sin esperar respuesta, pero algunos de ellos asienten.
Abro la boca indignada pero la cierro rápidamente cuando me hablan.
- ¡Sye! - llama Arthur viniendo hacia aquí - Debemos de irnos, los caminantes están entrando a montones - dice abriendo la celda.
Asiento y cojo la pistola.
- ¡Bien! - digo en alto llamando la atención de todos los que se encontraban allí - Quien quiera sobrevivir que no se separe de mí, Desertores tomad las armas que os han traído y seguirme - ordeno.
Salgo a la calle siendo seguida por muchas personas; nos movemos a paso rápido por las calles de aquella comunidad que ni siquiera sé su nombre y salimos al exterior.
- ¡Os quiero ver a todos en Antártida! - informo, viendo como todos los grupos se esparcian por el bosque.
Miro a ambos lados de la carretera matando a cualquier caminante que nos pusiera en peligro.
- Seguirme - ordeno a las personas de detrás de mí.
Ellos me hacen caso y nos dirigimos hacia Antártida.
Más o menos estará aproximadamente a una noche así que llegaremos allí mañana por la mañana, todo esto claramente si no hay ningún problema y si vamos corriendo.