Un grupo de jóvenes ex-militares se enfrentan a un apocalipsis; Antártida que así se llama donde viven ellos, será un nombre legendario para muchos.
No sólo por su gente si no también por su ambiente.
Así que aprovecha y diviértete un rato con los f...
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⟨Un amor de verdad⟩
Exhausta me dejé caer en el pecho de Daryl mientras me tapaba mi parte de arriba desnuda con la sábana.
Él gruñó de satisfacción al notar mi cuerpo encima de él.
- ¿Qué vamos a hacer hoy? - le pregunte.
- Akila está apunto de dar a luz, ayer Anderson nos lo comunico a todos, y por si no lo sabías Maggie también se ha quedado embarazada - me comunica.
Apoyo mi barbilla en su pecho mirándolo.
- ¿Es enserio? - pregunto curiosa.
Éste asiente.
Noto como la puerta es abierta de par en par y me giro hasta ésta.
Abro los ojos de par en par, Aedus y Arthur se encontraban en ésta con cara de shock.
- ¡Lo sentimos! - grita Aedus tapándose rápidamente la cara.
- Solo veníamos a avisar que Akila a tenido a Dylan - tartamudea Arthur, también con los ojos tapados.
Los dos a ciegas se van de la habitación.
Daryl y yo reímos, mientras nos vestimos.
Cuándo ya estamos listos me engancho a su cadera y salimos de la casa.
Nos dirigimos a la enfermería.
Entramos en la habitación correspondiente a la de Akila, donde ella está con un bebé en brazos sonriendo de felicidad.
- ¡Sye! ¡Daryl! - exclama al vernos.
Con un brillo en los ojos nos manda acercarnos.
Lo hacemos y podemos ver como el bebé delante nuestro parece de porcelana.
- Es realmente hermoso, Akila, felicidades - la digo mientras paso mi dedo por la mejilla de Dylan.
Pasamos un rato allí, hasta que vimos a mi amiga muy cansada, fue en ese momento en el que nos fuimos.
- ¿Qué quieres hacer? - me pregunta Daryl.
Hago el amago de pensármelo.
- Estar contigo e ir a por unos helados mientras nos dirigimos a la muralla viendo el atardecer - confieso.
Gracioso, él me coje de la mano y me lleva al puesto de helado, nos pedimos uno cada uno y nos subimos a las murallas donde nos sentamos.
Apoyo mi cabeza en su hombro.
- ¿Quieres? - le pregunto extendiéndole el helado de fresa.
Él asiente y pasa su lengua por éste.
Hace un sonidito de que está rico y me pasa el suyo para probarlo.
Lo hago y no puedo evitar soltar el mismo sonido que hizo él.
Daryl entrelaza nuestras manos mientras miramos el campo que nos rodea.
Pasamos allí unas dos horas hasta que la noche cayó.
- Sye - me llama.
Me giro hacia él y ladeo mi cabeza.
- ¿Sí? - le pregunto.
Después de decir eso, el arquero me besa apasionadamente.
Unos segundos más tardes se separa de mí y con los ojos fijos en mí y con la luna llena a lo alto de nuestras cabezas me dice algo que hace que me enamore más de él.
- Te amo -
Solo esa palabra bastó para que me sintiera feliz, sabiendo que él no era mucho de expresarse.
- Yo también te amo - hago que nuestros labios vuelvan a unirse.
Luego de quinientos besos, nos fuimos a mí habitación ya que estábamos cansados, sobre todo por el encuentro con Negan que tuvimos.
