Capítulo 4

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MIAMI BEACH, FLORIDA

ANGIE'S POV

"Estaba cometiendo un grave error"

Lo sabía desde el momento en que había intercambiado aquella conversación con Brisa Domínguez de una forma que quedaba muy lejos de una relación profesional. Sabía que Brisa no era mi paciente, pero su hija lo era. Seguía siendo la madre de uno de mis pacientes, y, por lo tanto, tenía que existir cierto alejamiento emocional y una relación estrictamente profesional para que mi lógica y objetividad no se vieran afectadas. Era una psicóloga experta que jamás había sobrepasado alguna norma ética. Manejaba el Código Deontológico perfectamente, donde se dictaba lo que era correcto o incorrecto para una trabajadora de la salud como yo.

En el momento en que supe que Brisa Domínguez era la mujer que había llegado a entregarme mi comida tendría que haberla saludado cortésmente y cortar toda conversación para mantener el profesionalismo y no dejar de lado la ética profesional. Lamentablemente no había pasado de ese modo. Había conversado con ella, la había invitado prácticamente a desayunar, había bromeado con ella y luego me había quedado pensando y con la sensación de que lo que había hecho no parecía correcto. Si bien ella no era mi paciente, no sentía que fuera adecuado mezclar las cosas.

Pero ahora estaba allí, conduciendo hasta el centro de Miami para visitar la pastelería porque Emily me lo había pedido cometiendo mi segundo error en una sola semana. Emily si era mi paciente, era una niña dulce y maravillosa con la que yo sentía una conexión increíble que en todos mis años de profesión jamás había sentido con alguien más.

Yo por mi parte había tratado de crear un vínculo con ella. Había tratado que ella se encontrará a sí misma escuchando lo que decía y dándole mi punto de vista. Un psicólogo normalmente se limita a escuchar y a tratar de que la persona misma se cuestione lo que dice y así vaya creando preguntas sobre su propia identidad. Por mi parte, yo hacía eso con los niños. Escucharlos, darles mi punto de vista profesional, y tratar de que vieran que en la vida las cosas siempre tenían diferentes perspectivas. Con Emily lo había intentado, pero la simpatía que sentía por ella, la unión increíble que sentía con esa niña me había impedido actuar convencionalmente en la primera sesión. Quería que me tuviera confianza, que sintiera en mí un apoyo y que supiera que estaría con ella en cualquier momento. Pero simplemente creía que Emily Domínguez no necesitaba una terapia psicológica.

Era una niña sumamente inteligente que no había enfocado correctamente su forma de ayudar a los demás. Había bastado una sesión para que ella cambiara su forma de ser. El día anterior me había dicho que Billy, el niño que había iniciado la situación actual, había intentado molestarla, había molestado a Jennifer y que ella a pesar de sentir mucho enojo se había limitado a ignorarlo y a decirle a su maestra lo que estaba pasando.

¿Una sesión y ese resultado? No podía existir un problema que se solucionara con esa rapidez, lo que me daba a entender que jamás había existido un problema que solucionar.

Yo me había identificado con esa pequeña niña desde el inicio. Había tratado de hacerle ver que en algún momento de mi vida yo me había sentido como ella, que había luchado ante la injusticia cuando era una chica llena de optimismo ante el mundo. A medida que había ido creciendo las cosas habían cambiado.

Cada persona madura de cierta manera. Yo quería cambiar al mundo, y mi forma de hacerlo fue a través de ayudar a otros. Mi problema era simplemente que la empatía que sentía con Emily y su madre era diferente a cualquier cosa que hubiera sentido. Brisa era una joven madre soltera y trabajadora que yo proyectaba en mi propia madre y sus dificultades económicas al emigrar de otro país en busca de un típico "sueño americano". Emily me recordaba a una Angie pequeña llena de tantas emociones y con ganas de comerse al mundo. La transferencia de la que tanto hablaba Sigmund Freud donde la persona proyecta en otra emociones, sentimientos y vivencias del pasado se estaba llevando a cabo; pero no era la paciente la que estaba proyectándose, sino que era la profesional. Era yo.

The Sweetest Love ADAPTACIÓN (brangie) CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora