Capítulo 20

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BRISA'S POV

Estaba realmente preocupada por Angie.

En el ascensor no dude en abrazarla porque la veía inestable y al rodearla con mi brazo sentí su cuerpo ardiendo en fiebre. Puse su rostro sobre mi hombro y acaricié su mejilla. Estaba sudando mucho así que intenté ayudarla a quitarle la chaqueta de su traje la cual salió con facilidad y cuando se la pasé a Emily mis ojos se enfocaron en el hombre que había entrado con nosotras. El hombre veía a Angie fijamente admirando cada parte de ella y yo me sentí incomoda, aunque no fuera yo la que estuviera bajo el escrutinio de esos ojos color miel.

Los hombres podían llegar a ser tan obvios en muchos aspectos. No podía negar que el chef Noriega era guapísimo. Yo se lo había dicho a Angie al saber que él la había buscado como terapeuta. Pero ahora observaba su mirada hacia Angie y era imposible no pensar que le interesaba. Seguí su mirada que pasaba por el cuerpo de Angie fugazmente y como si él mismo se arrepintiera la retiró. Me sentí incomoda y había algo más. Algo que no lograba identificar, pero internamente no quería que siguiera viéndola.

—Viniste por mí—escuché que Angie me decía y toda mi atención se concentró en ella. La abracé. Estaba sumamente preocupada y no esperaba el momento de llegar al hospital y que hicieran algo por ella.

—Por supuesto que vine por ti, An—le respondí dándole un dulce beso en la cabeza—. Te lo prometí—Angie alzó su rostro y besó mi mejilla. Sus labios se sintieron calientes contra mi piel y vi a mi hija que nos veía con preocupación. Yo también lo estaba.

—Las seguiré en mi coche hasta el hospital si me lo permiten—dijo de pronto la voz masculina y yo me giré para observarlo fijamente su mirada se dirigía a Angie y por alguna razón que desconocía la abracé más fuerte algo en él me daba mucha desconfianza, aunque no supiera exactamente que era—. No puedo permitir que anden solas por la calle cuando ella está en este estado. Podría necesitar ayuda y mi caballerosidad no me permite irme. Estaría muy preocupado todo el tiempo.

—Sin duda lo estaría—el sarcasmo estaba implícito en mi voz, pero no me podría haber importado menos, la mirada de él se encontró con la mía y vi cómo se sonrojaba cuando yo lo observé con toda la seriedad posible. Aquello no era una cita o un intento de cita entre ellos dos. Era la salud de Angie, y con eso no se jugaba. Además, estaba segura que Angie no le había dado ningún motivo para comportarse así porque yo la conocía. Por otra parte, también existía la posibilidad de que él no tuviera otras intenciones y yo estuviera exagerando, aunque lo dudaba.

—Le agradezco—respondió Angie observándolo—. Pero no se preocupe por mí. Estaré bien, confío completamente en Brisa.

—No me sentiría bien dejando a dos mujeres hermosas solas—yo lo observé fijamente y aunque trate de contenerme no pude evitar hablar.

—Somos dos mujeres hermosas muy capaces de cuidarnos la una a la otra sin necesidad de una figura masculina a nuestro alrededor.

Sentí la mirada de mi hija sobre mí y luego la de Angie. Mi cara ardió por lo sonrojada que estaba, pero no había podido evitar soltar esa frase detal modo que entendiera que no necesitábamos de él. No necesitamos de un hombre que el tiempo en un ascensor, que parecía eterno, lo había dedicado a ver el trasero de Angie, según él muy "disimuladamente". Era un buen chef y quizás yo estaba siendo grosera cuando era un paciente de Angie, pero lo único que me preocupaba era que Angie estuviera bien.

—No era mi intención molestar—dijo él y finalmente el ascensor llegó al lobby. Ayudé a Angie a salir del ascensor y caminamos al estacionamiento seguidas por Franco Noriega que parecía no querer aceptar un "no" como respuesta.

The Sweetest Love ADAPTACIÓN (brangie) CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora