Capítulo 6

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PUERTO DANTE

MIAMI, FLORIDA

BRISA'S POV

Tenía ya mucho tiempo que simplemente no me sentaba a apreciar algo tan hermoso como el mar. Podía escuchar el sonido si cerraba los ojos y sentir ese olor tan característico. La brisa agitaba mi pelo suelto mientras los dedos de mis pies jugaban con la arena. Todo se sentía en paz, estaba feliz de estar allí en mi único día a libre de la semana compartiendo con mi hija que jugaba a lo lejos con Martina, mi mejor amiga mientras yo las escuchaba reír.

Me abracé a mis piernas pensando en lo rápido que los planes de una persona pueden cambiar. El día anterior me encontraba pensando en disfrutar el fin de semana con mi hija en el parque, y ahora me encontraba en Puerto Dante, para ser más específica la casa de playa de Angie Velasco.

¿Quieres un poco? —me dijo alguien y yo me giré sintiendo que el sol golpeaba un poco mis ojos con sus rayos y vi a Angie de pie junto a mi con dos vasos enormes de limonada.

Claro que sí, te lo agradezco mucho—ella me ofreció el vaso que yo tomé sonriéndole—. Es una vista preciosa —le dije y sentí como ella suspiraba y se sentaba a mi lado.

A mí también me lo parece—dijo ella con su mirada clavada en el mar—. Hace que todo el universo parezca pequeño ante la inmensidad de lo que nos rodea. Es muy relajante y por eso disfruto tanto de este lugar.

Es una casa preciosa—le dije dando un sorbo a la limonada que estaba deliciosa—. Todo lo que estás haciendo en ella ha quedado increíble.

Estoy haciendo lo que puedo—me respondió ella mientras se escuchaba el sonido de los cubitos de hielo golpearse entre sí cuando movía la mano donde estaba su vaso de limonada—. No soy decoradora de interiores, pero me gusta la sensación de entrar a la casa y saber que cada aspecto que tiene refleja algo de mí. ¿Crees que es tonto que piense así? —me preguntó y yo sonreí.

La verdad es que te entiendo—aseguré y ambas nos vimos a los ojos con una pequeña sonrisa—. Yo solía hacer eso en la pastelería cuando la redecoramos. Intenté hacer todo yo sola y en mi caso cada vez que entró y veo las sillas pintadas de rosa y azul me siento orgullosa al saber que yo las pinté. Siempre las observó desde la barra.

Ella empezó a reír y yo la observé. Era raro ver que dejaba atrás esa pose seria y simplemente se convertía en Angie. La mujer de veintisiete años que invitaba a sus amigas a pintar la cocina de su casita de playa. Se veía completamente relajada, y yo sabía que desde días atrás nos habíamos convertido en buenas amigas.

En realidad yo no uso la cocina—dijo sonriendo—. Pero me gusta que esté decorada.

El color que le pusiste a las paredes es precioso y combina con todo lo demás y la usarás muy pronto créeme—escuché la risa de Emily a lo lejos y eso me hizo detenerme al ver que Angie sonreía también observando en la misma dirección.

Se está divirtiendo mucho—dijo tomando un trago de limonada y yo asentí mientras volvía a abrazar mis piernas y sonreía.

Le encanta la playa y Marti es la perfecta compañera porque parece una niña de su edad—ambas nos vimos de nuevo y no pudimos evitar sonreírnos—. Martina es mi mejor amiga y la quiero. Emily la adora, igual que te adora a ti. Las dos han hecho una buena amistad y sé que lo hago constantemente, pero sabes que te agradezco que ayudes a mi hija.

La que lo agradezco soy yo—aseguró Angie—. Conocer a Martina, a Emily, conocerte a ti y a la abuela Amanda ha sido algo muy especial para mí. Siento que entre nosotras existe una especie de conexión. No sabría explicarlo.

The Sweetest Love ADAPTACIÓN (brangie) CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora