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TURÁN

Gemma se encontraba acomodando el boceto que le regaló a Yaám en su estantería, cabe resaltar que la noche cayó de golpe tras haber mantenido un día ocupado en distintas tareas. Ella se postró frente al gran espejo de color nívea que Yaám mantenía en su habitación, divisó la marca que yacía en su glúteo por debajo de su escasa vestimenta, el color seguía vivo, brillante con demasiada energía.

Solo que ahora, siente que es una pequeña conexión antes vivida, pero ¿dónde sucedió?, ¿aconteció en el tiempo que estuvo en coma?, Gemma se hizo hacia atrás para así poder contemplar un poco más la huella. Cubrió su cuerpo al notar la presencia de Yaám recalcado en el cerco de la puerta viéndole en sumo silencio. Gemma se giró señalándolo.

—Con qué era eso. Pensé que era alguna mancha.

El joven rasco su mentón sin dejar de mirar aquella parte tan solemne de la femenina. Ahora tiene mucho más que preguntar.

—Cuando decías que era un mirón, no era de ese modo. —se defendió el joven— Siempre sentí curiosidad sobre esa marca. No es normal tener plasmado en ti una bestia de gran magnitud.

—Es de nacimiento, cuando cumples con cierta cantidad de sellos, aparece por obra y gracia del universo.

—Puede ser, ¿me dirás? —Gemma le miró con una sonrisa, palmeando el lugar libre que se encontraba a su costado. Yaám con rapidez se sentó y en cuanto estuvo cerca de Gemma; ella le susurró al oído:

—¿Quieres morir? —Yaám sintió su piel se erizarse. Se colocó sobre sus pies caminando descalzó por la habitación, él no pararía hasta que la boca de Gemma confesará lo que era—. No sigas, ni siquiera te prestaré atención.

—Es cruel, no lo merezco.

—Mereces que te golpee.

—Merezco más de lo que crees —exacto, ella podía ponerse más quisquillosa si Yaám comenzaba a jugar de aquella forma—. Además, con esas prendas, cualquier te vería esa marca, ¿no piensas que en los Groover ya han notado algo cómo eso?

—No...—dijo con sinceridad— depende de tu capacidad. Por ejemplo, mi padre sabe que lo tengo al igual que Gus por el incontable poder de sellado que tienen.

La duda se apoderó de él con brevedad.

—Jocco conocía de mi marca cuando experimentaba con mi cuerpo distintos sellados. Mena sabía por qué le comenté, Aaron igual.

—Ya veo, ¿qué hay de mí?

—Tú lo viste por pervertido. —Yaám intentó defenderse—. No lo niegues, no te juzgo, también amo mis piernas gordas y grasientas. —El chico se negó a continuar con el tema, ella sabía cambiar las cosas a su favor.

BÉLKASKA: LA ERA DEL DESPERTAR #3 ✔┆FINALIZADA┆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora