𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐭𝐫𝐞𝐬

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El retumbar.
Adeline Ackerman

Aún estaba en el aire. Sentía impotencia, pero no podía dejarme llevar por mis emociones, en el peor de los casos, por lo único que debía preocuparme era por sobrevivir un día más. Ese titán, quería despedazarme, estaba atrás de mi corriéndome sin vacilar. No podía esquivarlo para siempre, tenía que pelear, debía pelear. Estrechó su mano, de esa forma ágil y brusca, él estaba quebrando los tejados, los escombros sobresalían, y en ese momento que intentó acogerme, me deslicé acostada por los tejados. Paso por encima de mi, nuevamente me levante, ya no podía atacarlo de espalda, había anticipado mis movimientos. La sonora de disparos se hacía presente, ese maldito titán carguero también estaba en el campo, quería inmovilizar a Eren, como también al bufón del titán bestia sostenido en el tejado, lanzando fragmentos de piedra que también me era difícil esquivar. No importa, no podía confiar en ese hombre, lo más probable Levi estaba... ¡No! Confío en él, confío en su fuerza y determinación, el hombre que amo no pudo haber perdido contra el titán bestia. Gruñí, de solo pensarlo, me enfurecía, la adrenalina y energía que se esclarecía por mis venas, me hacía querer retumbar con todo este lugar, quería acabarlos, quería que esta pesadilla se terminara. Vi una ventaja, la mano de Eren se estrechó en el tejado, me estaba dando un pase para escapar del titán mandíbula.

Me enganche, me enganche en su mano para poder continuar impulsada en el aire. Los dirigibles estaban arriba de nosotros, caerían, con esa sonora de rocas que los habían cruzado, estallaban dando ese destello de fuego en el cielo. Mire adelante, aún Eren en su forma de titán de ataque logró inmovilizar al titán acorazado. Estaba encima de él, en su hombro, y lentamente empezó a moverse, se dirigía a Zeke. Un suspiro se me escapó, había acertado, mi hermano menor quería tener contacto con Zeke, y aún en este entonces, no tenía claritud de cuáles eran sus verdaderas intenciones. Con todo eso, quería tener el objetivo de evitar que aquel grito se esclareciera de nuevo, en alguna parte del distrito, Grace tenía que estar peleando. No me arriesgaría, no podía perderla también, estoy segura que no podría mirar a ese bebé de azulados ojos, no podría darle esa vida. Me sujete de su cabello, veía a varios soldados con las capas verdosas tener altitud en él cielo, pero no podía ver a mis compañeros. Me sobresalte, girándome con brusquedad y saltando del hombro de Eren. El gruñido del titán mandíbula me alertó, no tan solo eso, el acorazado se movilizó nuevamente. Estaba harta, harta. Grite, grite fuertemente sacando mis hojas del equipo de maniobras tridimensionales. Impulsé todo mi gas en él, rasgando su mano estrechada como un rayo. El destello de mi furia prevalecía, lo único que me hacía mi corazón palpitar, era que tenía un hijo a quien abrazar.

No podía detenerme. Mi hijo era mi fuerza, mi determinación, era por eso que debía hacer lo correcto. Aunque me contrahiciera, aunque no quisiera, tenía que hacerlo tarde o temprano. La sangre de su mano fragmentada decayó en mi rostro, se giró enfurecido. Estaba agitada, no podía controlar mi respiración, de tanto apretar mis hojas las manos ya me estaban doliendo. Se acercó a mi rápidamente, me anticipo, falle mi ataque. Sus largas y afiladas uñas me rasgaron, rasgaron mi mejilla en un leve roce donde sentí ardor, donde la sangre empezó a deslizarse por mi mandíbula. Perdí el equilibrio, caí en un tejado con brusquedad, pero aún más adolorida. La sangre se derramó, manchó los ladrillos, fue un corte vil y profundo, sería una marca para recordar hasta que los destellos de luz calentaron mi cuerpo. Abrí mis ojos grandemente, todo se volvió oscuro a mi alrededor, a excepción de los rayos que me decaían. No, no me estaba convirtiendo en titán, mis músculos no se estaban apegando a otro cuerpo, pero mi interior rugía de fuerza y valentía. ¿Era ella? ¿Era su energía? Me la estaba prestando, otorgando como un privilegio de vida que no podía desperdiciar. Ymir, me salvaste para hacer algo que tú nunca pudiste hacer. No te prometo que cumpliré con eso, y si al final decides que mi vida no lo vale, aceptaré la muerte como una vieja amiga, solo déjame, déjame ver a mi hijo e esposo una ves más.

𝐒𝐎𝐋𝐃𝐈𝐄𝐑 𝐖𝐈𝐍𝐆𝐒 ──𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora