𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐝𝐨𝐬

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La batalla entre el cielo y la tierra.

La brisa removía sus cabellos. Habían llegado al lugar acordado, pero no a tiempo. Desde el exterior de esa muralla, a través del cielo eran capaces de presenciar los dirigibles provenientes de Marley. Entrar sería todo un presagio, pero no había otra opción que intentarlo. La joven de cabello oscuro sostenía con fuerza las cuerdas, alentaba al cabello, necesitaban avanzar porque no sabían si sus amigos estaban corriendo peligro. Lo único que sabían, es que esto se volvería un caos del que nadie escaparía. La puerta del distrito en que Adeline nació y convivió por muchos años, estaba abierta. Otra vez su hogar sería destruido, otra vez, el campo de batalla sería ahí, en el distrito ShingaShina. Adeline veía con esperanza la entrada a ese campo, se mantuvo aferrada a Leandra, a pesar de sentir su cuerpo mutilado, ella combatiría en esta pelea. Después de todo, Adeline guió a su hermano hasta aquí, de alguna forma, ella tenía que enmendar el daño que había provocado, fuera mínimo o no, lo creo y las consecuencias serían catastróficas. Lo sabía, porque tenían al ejército de Marley encima del distrito, fue una emboscada. Una terrible emboscada como de su asalto a Marley, la rueda giratoria enmarcó a la isla, ellos ya lo sabían, solo era cuestión de tiempo para que la batalla entre el cielo y la tierra, se esclareciera delante de ellos.

-¡Leandra, aún los dirigibles no han llegado, pero no tardarán en hacerlo, maldita sea!-exclamaba Adeline con enfado, sabía que estaba apunto del que medio día llegará.-Debemos apresurarnos.-indicó esta, el tiempo estaba jugando en su contra.

-Vienen a destituirnos, vienen por el fundador.-expresaba Leandra, mirando al cielo, sabía que esto sería un caos del que tendría que ser partícipe.

-¡Es por eso que primero buscaremos a los demás, tenemos que movilizar nuestro ejército!-comentaba Adeline, mientras que la brisa del viento movía su rubio cabello.-No estoy preparada para pelear, necesito un equipo de maniobras tridimensionales. Necesitaremos que los demás también lo hagan, si los Jaegeristas los inmovilizaron, deben estar igual de desalmados.-añadía esta, por lo que Leandra asintió firmemente.

-No quiero subestimarte pero, ¿estás segura que puedes pelear así?-pregunto Leandra, creando que Adeline bufara de lado.

-No puedes preguntarme eso, hace un rato te di una paliza.-musitó Adeline, Leandra continuó galopando y está de lado también sonrió en medio de la tensión que las agobiaba.

-Si bien recuerdo, ¡tú eras quien estaba en el suelo!-justificó esta, haciendo que el caballo avanzara más rápido, se acercaban al cuartel del distrito, aquel que veían a lo lejos sin imaginar que el objetivo mayor estaba sobre él.

Ambas miraron hacia arriba, un gran estruendo retumbó en aquel cuartel donde ellas habían tomado la cercanía. Fue un impulso, pero Leandra intentó retomar el control del caballo abrumado cuando el cielo se destello de rayos. Los escombros, las piedras que se decayeron de ese cuartel. El caballo se sobresaltó, con brusquedad cayeron al suelo al igual que todas esas piedras provenientes de la azotea. Había empezado, habían llegado, era tarde. Adeline cayó con brusquedad al suelo, anonadada se quedó inmóvil, igual que Leandra quien levantó a Adeline para removerla antes de que las piedras cayeran encima de ella. Tosían por el polvo envuelto en el humo terrenal, se aislaron entre un callejón, adoloridas por el golpe de la caída. Adeline se sujetó en la esquina, viendo detenidamente el cuartel. Podía verlo, podía ver lo que era su mayor objetivo, a su hermano en forma de titán. La pelea había iniciado con él, la brisa removía el largo y oscuro cabello de su titán. Los verdosos ojos brillantes parecían mirar algún punto, que hizo guiarla a ella, observando fijamente cómo los soldados de Marley habían decaído de sus dirigibles. Habían llegado al lugar acordado, pero no en el tiempo preciso. Otro destello de luz se esclareció, habían varios titanes envueltos en esa azotea, pero el destello de luz más grande provino del cielo. En la dirección de aquellos dirigibles.

𝐒𝐎𝐋𝐃𝐈𝐄𝐑 𝐖𝐈𝐍𝐆𝐒 ──𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora