𝐭𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐭𝐫𝐞𝐬

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Un largo sueño.

-¡No puede ser, Adeline... -Mikasa sollozaba en medio de una tortura, aturdida por lo que sucedía, todo era intenso, agonizante y doloroso.

-¡Mikasa, Leandra! ¡Prepárense, somos los únicos que podemos matar a Eren!-les dije, pero ellas estaban anonadada, mucho más Mikasa.-¡Por favor Mikasa, somos la única esperanza!-le gritaba, viendo como sostenía su cabeza.

-¡Maldita sea, otra vez tengo que ver morir a mis compañeros!-grito Leandra en un fuerte sollozo que ahogo cada uno de mis suspiros, las lágrimas se desprendían impotente de sus ojos azulados, llegó a su punto de quiebre más alto.-¡Que irónico que seamos nosotros los que tengamos que detener a ese imbécil!-exclamo, sollozando.-¡No podré decirle que lo ame! ¡No podré despedirme! ¿¡Realmente tiene que acabar así!?-se preguntaba, agonizando en su dolor.

-¡¡Si!!-le grite, dirigiéndome a ella para sostener su camiseta con fuerza.-¡¡Nosotros somos fuertes, es por eso que estamos aquí!! ¡¡Somos los únicos capaces de acabar esto!! ¡¡Deja de llorar y salva al maldito mundo!!-le pedí entre medio de aquel grito, viendo como se quedaba helada por la exclamación de mi dolor.-¡¡Mikasa!!-la llame, viendo como abría su camiseta para sacar de allí aquella bufanda roja.

-Eren está en la boca, lo matare. ¡¡Ayúdenme!!-me pidió ella, visualizándonos, por lo cual con mi ojo humedecido, por tener a Adeline en mi mente; asentí.-¡¡Ven conmigo, Leandra!!-Mikasa se levantó en aquel pájaro, observando cómo Leandra limpiando sus lágrimas denegó.

-No lo haré.-afirmó, dejando a Mikasa desconcertada.-Está historia empezó con Eren y contigo, así que, tú la vas a terminar.-expresó, levantándose a la ves que yo para sostener sus lanza relámpagos y ver cómo Mikasa agradecida asentía, viéndola con detenimiento.-¡¡Ahora!!-exclamó Leandra, visualizando cómo Armin detenía al titán colosal de Eren, era nuestra única oportunidad, la última que teníamos.

-¡¡Hagámoslo juntos!!-exclame, levantándome en el aire junto a ellas.-¡¡Hazlo ahora, Mikasa!!-le pedí, en medio de la esperanza cuando utilice mi última fuerza junto a Leandra para destrozar la abertura de la boca de Eren, ella se adentro.

-¡¡Levi!!-me llamo Leandra cuando mi cuerpo desvaneció en el vacío, porque, todo se deterioró en un leve segundo, absolutamente todo.

Deje de desvanecerme en el aire, todo mi cuerpo estaba pegado a un suelo, uno cubierto de césped. Lo sabía porque rasgaba mi ropa, al punto de entrometerse a través de ella, haciéndome sentir sus leves picadas. Me removí, mis manos lo tocaron, tocaron el césped. Con pesadez abrí mi ojo, encontrándome con la leve iluminación de un día soleado, provocando que tapara la vista con la palma de mi mano. Desconcertado, aún sintiendo un vacío en mi interior, quede sentado en aquel lugar conocido. Me sentía alejado de la realidad, estaba en un sueño donde veía claramente aquel lago proceder con su agua. Escuchaba las aves, habían muchas a mi alrededor como los árboles que otorgaban sombra. Este, era el distrito de Trost. Podía reconocerlo, cada detalle de cualquier mural en este sitio, era reconocido para mi. Me levante, mi cuerpo no sentía dolor. Nada en lo absoluto. Me examine, aún sostenía mi equipo de maniobras tridimensionales, inclusive se veía mi pantalón rasgado junto a las correas en mi pierna debido a la mordedura de aquel titán, solo que no sentía molestia alguna. Debía ser por la adrenalina, pero, si estaba vestido de esta forma sabiendo que estaba peleando para detener el retumbar. ¿Qué hacía aquí? ¿Había muerto? No lo sé, solo se que recuerdo un ahogado grito de Leandra cuando mi cuerpo desvaneció luego de lanzar ese lanza relámpago para darle acceso a Mikasa. Quizás, ella lo hizo. Era la única que podía hacerlo.

No podía saber si lo logramos o no, solo se que estaba en este sitio tan acogedor, cuando donde debía estar era allá. La ventisca era fresca, removía mi cabello, como también las ramas de los árboles. No recordaba haber estado mucho en este lugar, pero entre algunos paseos con la legión, si le reconocía. Camine vagamente, observando aquel lugar y es que, en el fondo de aquel lago, donde yacía un leve puente, pude notar la presencia de alguien a quien cuando reconocí al instante, me helé. Detuve mi andar, justo cuando llegue hasta ella. El lago nos separaba, pero la veía, la recordaba como la niña que fue y me enamoró, pero en este momento, se veía un poco más grande de cómo la recordaba. Adeline tenía su cabello suelto, estaba despeinado con un rostro ensuciado por la tierra. Igual que toda su ropa, ella estaba echa un desastre. Se miraba en el reflejo de ese lago, anonadado la miraba, viendo como ella llevaba sus manos hacía su costado, parecía inclinarse, algo le estaba doliendo. Suspiro, suspiro gruesamente hasta que escuché unos sollozos ahogado. Todo esto, me estaba abrumando. No entendía si era una pesadilla de la cual no podría despertar, solo se que verla ahí, me hacía sentir el punzante dolor por recordar que ella, se convirtió en un titán. De alguna forma u otra, ella murió, como Jean y Connie. Pero por alguna razón, no lo sentía tan real.

𝐒𝐎𝐋𝐃𝐈𝐄𝐑 𝐖𝐈𝐍𝐆𝐒 ──𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora