𝐒𝐎𝐋𝐃𝐈𝐄𝐑 𝐖𝐈𝐍𝐆𝐒 ──𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧

𝐧𝐮𝐞𝐯𝐞

Asalto.
Un año después.

Cabizbajo apreté aquellas correas metálicas junto a mi cuerpo, impidiendo que se aflojaran esos equipos de maniobras tridimensionales modernizadas, para que no tuvieran movilidad mientras me removía. Suspire gruesamente. Estaba acostumbrado a la altitud, era por eso que al estar en este dirigible, no me afectaba, pero era extraño transportarnos en medio del cielo en una noche estrellada como si fuéramos fantasmas. A mi lado, yacía aquella verdosa capa, la cual perteneció al hombre en quien confíe, y sacrifique por un bien mayor. Desde este momento, no desistía de mi decisión, de lo único que desistía era si fue correcto guiar a Eren, porque a este punto, él nos está guiando hacia una guerra a la que no queríamos someternos. Pero, luego de haberse ausentado por un año, la mejor opción era recuperarlo nuevamente, aunque eso trajera con él, represalias de las cuales no podremos escapar. Estreche mi mano, obteniendo la verdosa capa, la cual ante nuestro nuevo armamento y  de nuestro uniforme, no teníamos el porque utilizar dicha capa. Pues, teníamos simbolizado las alas de la libertad como demostración a nuestra élite en el uniforme oscurecido que estábamos portando actualmente. Aún así, yo no podía olvidar esos días, y necesitaba portar la capa que había consagrado miles de corazones. La lleve a mi espalda, ajustándola en su botón, para que no hubiera acceso a que se decayera. Sería el único que la portería, pero para mí como capitán, sería un honor distinguirme entre los demás con esta capa.

Maldita sea. Me senté bruscamente, restregando mis ojos. Sabía que muchos soldados se preparaban, que debíamos tumbar próximamente las tropas Marleyanas que atacaríamos, antes de que pudieran ser capaces de inmovilizar nuestra salida de su territorio. Pero, el hecho de tener que acudir aquí, de esta manera tan imprevista, era lo que me mantenía abrumado, el verme obligado a seguir a cada pie de la letra los requisitos de Eren para ayudarlo, me estaba sofocando. Y quizás, me di cuenta que ese día, ese día donde nos dio la espalda para irse libremente por su camino, debí haberlo detenido. Levante la mirada, observando el decaído rostro de la chica con azulados ojos sentada delante de mi. Leandra yacía con su cabello amarrado en una trenza, con varios flequillos a su lado, ella tenía sus ojeras oscurecidas y marcadas. No sabía cuánto Eren significaba para ella, solo se que el daño de su ausencia, fue colateral para todos, incluso para ella. La vi detenidamente, como apretó con fuerza sus correas, deteniéndose un momento. Escuché un suspiro de su parte, estaba agotada. Podía notarlo en la pesadez de sus movimientos, pero el verse así, la hacía verla débil. Leandra estaba ansiosa, como todos nosotros, pero lo único que nos quedaba, era forzarnos a pelear como esclavos de nuestro destino en esta legión de exploración. Sasha se sentó a su lado, con su cabello alargado en una coleta, ella dejó ver sus ojos claros, acariciando con suavidad la espalda de esta, dándole aliento.

—No te preocupes Leandra, cuando volvamos, comeremos. ¿No es así capitán?—pregunto Sasha, quien me miró sonriente, pero por alguna extraña razón, sentí un escalofrío.

—Necesito que se muevan, estamos a ley de nada.—comente, levantándome sombrío del asiento, viéndoles mirarme.—Jean, necesito que tu equipo no se inmovilicen hasta que Mikasa tenga acercamiento con Eren. Recuerden, los soldados deberán estar en los altos tejados apuntando al fundador. No quiero bajas, y eso es una orden.—le dije al alto joven a centímetros de mi, quien con su cabello alargado y barba en su mentón, me miró asintiendo.

—¿Debemos poner todas las luces en los tejados?—observe a Connie, quien yacía aún lado de Jean, mirándome dudoso, pero ante mi mirada fría y cortante, él bajo la cabeza sonriendo pasmado.—Fue una pregunta estúpida, ya lo sé. ¡Lo siento!—se disculpó apenado.

—Y si siguen pensando de esa manera tan estúpida, van a morir hoy. Y ya lo he dicho, no quiero bajas.—musité, acercándome a Connie mientras que lo miraba detenidamente, porque aunque fuera más alto que yo, me miraba cabizbajo como respeto que me tenía.—¿Lo has entendido?—le pregunté, viéndole asentir entre el silencio.—Tenemos un plan formalizado, no podemos sobresalir de él. Nuestro único objetivo es defender la postura del titán fundador, e inmovilizar al titán bestia junto a los demás titanes. Recuerden, no podemos aniquilar al mono.—recalcaba, dándoles la espalda.