𝐭𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐝𝐨𝐬

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La batalla del cielo y la tierra.

La ventisca se sentía fresca en esta altitud, mi cuerpo estaba inmóvil, retenido por los brazos de Adeline que me sostenían contra su cuerpo. Ella tenía su cabello amarrado en una coleta, de reojo podía mirarla por mi lado visual. Miraba con detenimiento aquel lugar, donde debía en alguna parte yacer el cuerpo de su hermano. Había tristeza en su mirada, estaba abrumado como aturdida. La valentía que había en ella, la admiraría hoy y el resto de mis días. Lo decidió, firmemente decidió algo de lo que no podíamos tener control y aunque sus ojos estuvieran humedecidos, ella me sujeto contra su cuerpo, dándome esperanza. Mirándola, note algo que no había notado hace mucho. Adeline ha cambiado, tanto físicamente como mentalmente, pero algo que no ha cambiado, son sus facciones tan perfectas. Quizás no era momento para examinarla, pero me era melancólico ver cómo aún estábamos aquí peleando, juntos. Ella me miró, sus ojos color avellana me miraron con detenimiento. De pasar a ser una niña que conocí, a la mujer más fuerte que he amado. Quería besarla en medio de este vuelo, aferrarla a mi cuerpo como mi regalo más puro de este mundo. En su mirada tan penetrante, me daba aún la fuerza para mantenerme consiente. Por ella, por esos chicos que aún estaban aquí, es que yo aún quería pelear.

—¡Gaby! ¿¡Que estás haciendo aquí!?—Reiner se cuestionó la presencia de esa niña, quien con su cabello amarrado, me daba un amargo recuero de Sasha, la misma a quien mato.

—¡¿Qué esperabas cuando nos dejaste atrás?! ¡Sabes que podemos pelear también!—articulo la niña, con suma valentía y determinación en ella.

—¡¡Annie!!—Reiner la llamo preocupado, esperando una respuesta justa de aquella joven, mientras que Leandra lo socorría.

—El barco Azumabito se hundió.—informó Annie, dejando a Mikasa desconcertada.—No pudo resistir la transformación de Falco. Ni siquiera estábamos seguro de que podía volar, pero Kiyomi estaba bien con ello, nos dejó ir.—expresaba, mirándonos.

—¡Es por eso que tenemos que detener el retumbar, hay que que devolverle su amabilidad!—exclamó Gaby, dejando impotente a Reiner, quien se inclinó, dirigiéndose a Falco personalmente, en unas palabras personales.

—Entonces, ¿como está Armin? No... ¿cómo está Pieck?—se preguntaba Annie, visualizando a Mikasa aún lado de ella.—¿Cual es su estado?—añadió.

—Armin ha sido capturado por los titanes. El titán que lo tomó debe estar por el coxis. Annie, ayúdanos.—pidió Mikasa, mirando detenidamente a la joven de azulados ojos.

—Tus amigos de la infancia les gusta ser secuestrados, ¿cierto?—se preguntó ella con sarcasmo, uno al que no accedí.—Por supuesto, lo traeré de vuelta.—afirmó ella, aliviando a Mikasa.

—¿¡Qué hay de Pieck!?—se cuestionaba Gaby, mirando a Annie con detenimiento.

—¡Ella está en el craneo!—informó Reiner.—Intentamos explotar la nuca, pero el titán martillo nos detuvo.—articulaba, dejando a Annie algo desconcertada por lo que expresó.—¡Colocamos explosivos alrededor de la nuca, pero no pudimos detonarla!—decía él, por lo cual me sostuve del ave para poder hacer que Adeline se pudiera sostener por sí misma.

—Ambas, haremos ambas cosas.—musité, llamando la atención de todos.—Un grupo rescatará a Armin, así podemos usar la explosión del titán colosal. Mientras que otro grupo irá tras Eren, y atacara la nuca al mismo tiempo. Nos separaremos en dos equipos y lo haremos simultáneamente.—detalle, viendo cómo Mikasa se giró para mirarme abrumada, al igual que una desconcertada Leandra quien yacía boquiabierta.

—Capitán...

—Ya no estamos en posición para preocuparnos por Eren.—le interrumpí a Mikasa, sabiendo que Adeline a mi lado se retorcía.—No, para empezar, nunca lo estuvimos.—articule fríamente.

𝐒𝐎𝐋𝐃𝐈𝐄𝐑 𝐖𝐈𝐍𝐆𝐒 ──𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora