𝐭𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐮𝐧𝐨

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En medio de la tormenta.

Había un gran silencio entre todos nosotros, un silencio amargo que sentía sumamente eterno. No teníamos la determinación para dirigirnos la palabra, luego de los sucesos tan agonizantes que tuvimos que sobrepasar tiempo atrás. En medio de este cielo, me sentía acorralado en una tormenta. Una tormenta vil, que me ataba las manos y me asfixiaba desde el cuello. No quería sentir esta sensación, pero estaba en duelo conmigo mismo para soportar el hecho de lo que recientemente ha pasado. Debía haber esperanza, o de algún modo, enloquecería al punto de sacrificarme también. Con el único propósito de que estos chicos, vivieran. Cabizbajo, tan solo veía como la cabeza de Adeline estaba recostada en mis piernas. Ella igual que todos, mantenía un rostro exhausto y decaído. De igual manera me sentía. Exhausto, decaído, roto. Estaba fragmentado por varios lados, aún no entendía como podía tener la fuerza para sustentarme en este momento. Estar aquí, significa que pronto estaríamos adentrándonos a un lugar del que desconocemos. Parecía ser, que estábamos solos, cuando no era así. Y, de eso se trataba. El hecho de que esa mujer de anteojos no esté aquí, nos hacía sentir en la deriva. La ventisca estaba ausente, la bruma de nuestros pecados sobresalían al exterior, haciéndonos agonizar por nuestras vagas emociones. Lo único que respetaba, era avanzar.

-Nuestro combustible, si solo pudiéramos llevarlo a la mitad...

-¿Será suficiente para llegar al fuerte?-se preguntó Armin, dirigiéndose a Onyankopon, me mantuve cabizbajo, escuchándoles como los demás.

-Te prometo que los llevaré ahí. Esta aeronave que Hange nos consiguió, fue de nuestra comandante la última esperanza. Yo los llevaré hasta esa base. ¡Sin importar que!-exclamó aquel hombre, quien tomaba el volante para guiarnos en esta tormenta de la cual no podíamos escapar.-Así que por favor, prométeme que te detendrás el retumbar, sin importar que. No importa lo que se deba hacer.-articulaba.

-Cuento contigo, Onyankopon.-musitó Armin, distanciándose de él, pues levante la mirada para observar cómo se acercó a nosotros.-Vamos a discutir nuestro plan.-pidió Armin, llamando nuestra atención.-Lo primero que necesitamos saber, es como llegaremos a Eren.-él se arrodilló en el suelo, aún lado de Adeline quien vagamente lo miraba.

-Ustedes tienen una buena idea de cómo es la forma de Eren, ¿verdad?-la decaída mirada de Pieck se dirigió a Armin, quien concentrado veía la silueta que había dibujado en el suelo.

-Bueno, no es muy detallado, pero mi punto es que se ve como un insecto con muchos huesos.-detalló él, observando la silueta.

-Si lo piensas, el cuerpo debería estar enfrente de la columna.-le esclareció ella, con una voz sutil, intentando de ayudar.

-Podríamos usar el equipo de maniobras tridimensionales, pero dudo que sirva de algo.-opine yo, visualizando la extraña silueta que Armin había dibujado en el suelo, se veía como un insecto repleto de huesos, eso era repugnante.

-En otras palabras, no sabemos dónde está Eren, ¿verdad?-se preguntaban, ajenos a la situación que se nos veía encima.

-Incluso si no sabemos dónde está, aún es posible destruirlo. Justo como tú destruiste el puerto sin dejar rastros.-decía Pieck, mirando a Armin con detenimiento.-Incluso si tienes que usar el titán colosal.-musitó, todos le miraban, ahora, Armin era nuestra única esperanza.

-¡Exacto! Esa será la mejor opción.-acepto él, dejando a todos anonadados por su afirmación.-Pero primero, hablaré con Eren. Usaré esa opción como último requisito en caso de que no quiera ceder.-decía, con un rostro neutral.

-Se que no hay mejor forma de resolver esto, pero, ¿Eren activó el retumbar a través de Zeke?-le pregunte, mirando a Armin fijamente.-Si podemos matar a Zeke primero, ¿el retumbar se detendrá?-esclarecí aún observándole, intentando de buscar entre la lógica de la extraña anatomía del titán fundador.

𝐒𝐎𝐋𝐃𝐈𝐄𝐑 𝐖𝐈𝐍𝐆𝐒 ──𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora