Jaden
Ya había empezado agosto y por lo tanto mi gira por Europa también. Primero haria aqui un concierto hoy mismo en la noche, Markie no dejaba de llamar al móvil, seguro que estaba más nervioso que yo, lo quería todo perfecto. Le dije que llegaría a tiempo al lugar y que no me molestara en la mañana porque quería pasar algo de tiempo con algunas personas ya que la gira durará mucho tiempo.
Me encontraba en el asilo con Arthur, jugando cartas en la mesa, que últimamente me fijé que siempre estaba allí cada vez que lo visitaba.
—Eh, Art—me miró inocente—. Deja de mirar mis cartas, eso es trampa.
—Cállate niñato, trato de concentrarme.
Finge estar concentrado.
—Insultando como siempre. Qué barbaridad.
Se ríe bajito y continuamos jugando un buen rato, hasta que al final acabamos cuando él "mágicamente" ganó.
Nos volvimos a sentar en los sillones de siempre, donde él ya estaba acostumbrado a pasar el día leyendo o dormitando.
—Así que una gira, ¿no?—asiento—. Nunca me voy a cansar de repetir lo orgulloso que estoy de ti, Jadencito...
—No me llames así, que horrible suena—interrumpo, arrugando la nariz.
Me golpeó ligeramente la pierna con el libro que tenía en manos, hacía siempre eso que lo fastidiaba.
—Te diré así hasta que esté en un cajón bajo tierra y no interrumpas, que me olvido fácil lo que iba a decir.
—Adelante señor Arturo—reprimí una risa. No le gusta que lo llame así.
—Dejemos las bromas por ahora, Jaden—se puso serio—. Desde la primera vez que viniste y te pusiste a cantar, pensé "ese jovencito va a triunfar". En el primer momento sabía del gran talento que tienes en la sangre y cada vez que cantas, me transmites una paz única y causas que quiera bailar, cosa que no suelo hacer—río con él—. ¿Recuerdas la primera vez que te hablé?
—No dejábas de gritar "eh jovencito, él que canta, sí, tú, acércate" y me preguntaste como había empezado a cantar y el porqué mi interés de venir siempre aquí—recordé con nostalgia.
—Y me conversaste, desde ahí no dejaste de acercarte para charlar. Tiempo después me contaste todo lo que te había ocurrido, confiaste en mí y te lo agradezco.
Parpadeé varias veces para no ponerme a llorar y arruinar el momento.
—Quiero que sepas que siempre confié en ti y llegaste muy lejos, me enorgulleces antes y ahora mucho más, quería que lo sepas por si me muero antes o después de tu regreso.
—Joder, no!—me sobresalté—. No pienses así.
—Uno sabe lo que le espera a esta edad—sus ojos arrugados están llorosos—. Eres como el hijo que nunca tuve, Jadencito.
No tardé en llorar también, lo hacía con facilidad últimamente. Nos fundimos en un abrazo y por un momento sentí que volvía a abrazar a mi padre.
—Gracias Art, por haber confiado en mí y por no aburrirte con mis tonterías—hablé en cuanto nos separamos.
—Nada que ver, tus estupideces me alegran el día—se rió tanto que de pronto se le cayó la prótesis dental.
Me reí, negando con la cabeza varias veces—. Yo siempre te advertía que podría pasar eso.
Se acomodó de nuevo y miró a todos lados—. ¿Ninguna señora me vió?
—Ninguna, tranquilo, ¿acaso tienes una pretendiente?
ESTÁS LEYENDO
Todo sin ti: #2
RomanceJaden ha intentado seguir con su vida y su carrera, pero cuando está en sus cuatro paredes, la misma pregunta ronda por su cabeza una y otra vez: : ¿Y qué se hace cuándo el nudo está en el alma y no en la garganta? Mientras tanto, Elena lucha por se...