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Jaden

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Jaden

Todo se siente como volver a las mismas sensaciones del pasado. Había olvidado lo que se siente cuando pierdes a alguien tan importante en tu vida, alguien que ya no verás más, que no podrás escuchar, alguien que tristemente dejó de respirar, dejó esta vida.

Dolía demasiado.

Cuando perdí a mi padre estaba devastado. Incluso perdido por el hecho de haber pasado casi un año en coma, el enterarme de mi padre muerto hace bastante tiempo fue chocante. El tiempo había corrido mientras estaba en un limbo, sin embargo, al despertar fue como si para mí hubiese sido ayer el accidente. Yo seguía atascado, pero tenía que seguir.

Ahora perder a Arthur se siente un poco diferente. Hacía bastante tiempo que lo veía como un padre y duele demasiado no haberme despedido, no haber pasado un poco más de tiempo. ¿Por qué no pudo esperarme? ¿Acaso fui muy confiado en pensar que no le iba a pasar nada? ¿De verdad nunca me hice la idea de que este momento llegaría? ¿Por qué duele así?

—Llegamos.

La voz de Mark me hizo volver a la realidad. A la jodida realidad. Mi cabeza está a punto de estallar.

Bajé de la camioneta sin decir ni una palabra. Subí hasta mi casa y toqué la puerta, no tenía ni ganas de sacar mis llaves del bolsillo. La puerta se abre dejándome ver a mi madre que se acerca para abrazarme.

—Hijo, no debiste haber dejado todo atrás, lo hubiese resuelto todo con tu amigo.

—Madre—la miro y se nota que también ha estado llorando—. Ya estoy aquí.

No dice nada más. Entro a mi casa y Brian se levanta del sillón para saludarme. De verdad agradezco que siempre esté para apoyarme.

—Bro, lo siento.

Asiento. Se me subió un poco el animo al volver a ver a Zeus, se abalanzó sobre mí para empezar a lamerme la cara. Luego nos sentamos los tres en el sillón.

El ambiente estaba rarísimo. Mi madre no dejaba de llorar, Brian le traía un vaso con agua y volvía a sentarse a estar en silencio, luego estaba yo, mirando a la nada y sin poder llorar porque parece que se me hubiesen acabado las lágrimas o de repente estaban acumulándose para salir disparadas en el momento menos inesperado.

—Mamá, tenemos que hablar sobre el funeral.

Soy el primero en hablar. Se seca las lágrimas con el dorso de su mano y Brian interviene.

—Ya nos hemos encargado de todo. Mañana a primera hora.

Me sentí más aliviado, yo solo no hubiera podido hacer nada.

—Gracias.

Quería hacer esa maldita pregunta, pero las palabras no salían de mi boca, estoy empezando a sudar. Hice un esfuerzo y respiré profundamente.

Todo sin ti: #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora