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Elena

Hace como una hora estaba preparando un queque y ya lo había metido al horno. Es mi cumpleaños, la verdad que meses atrás no tenía ni idea si iba a tener fuerzas para celebrarlo, pero una persona que recién acabo de conocer me animó a hacer algo. Bárbara, la chica de mi clase de francés, estaba sentada en la cocina, contándome sobre su país y todas sus costumbres.

—La comida es increíble—luego hace un puchero—. Extraño mucho el arroz con pollo.

Me limpio las manos y regreso a sentarme con ella.

—¿Hace cuánto no regresas?

Cuenta con los dedos recordando—. Casi un año.

—¿No has pensado volver en algún momento? Debes extrañar a tu familia.

Por un momento noto un brillo de nostalgia en sus ojos marrones oscuros.

—Claro que sí, soy tan impulsiva que quiero comprar un pasaje así de imprevisto y volver a pasar tiempo con mis padres—sonríe—. pero, no puedo hacerlo todo a la loca. Tal vez muy pronto los visite.

—Ánimo—le pongo una mano en el hombro.

—Ay, no quiero ponerme a lloriquear, mejor hablemos de ti—se acomoda en la silla—. ¿Ya sabes el sexo del bebé?

Me divertía muchísimo ver como sonríe con tanta curiosidad. En estos pocos días ha sido una amiga muy buena y me ha estado ayudando bastante con las clases, de hecho ya sé cómo pedir un baguette. Es un gran paso.

—Aún no, en realidad no he ido a verme nunca—confieso.

Me mira con la boca abierta y muestro una sonrisa nerviosa.

—¡No puede ser! ¿Por qué no has ido? ¿Es por el idioma? ¿Necesitas que te ayude con eso?

—No no, es que...

Era un tema complicado. No quería ir porque iba a llorar al darme cuenta que estaría sola en eso y no con él, como debería ser. Justo ahora sentía los ojos a punto de derramar lágrimas y por obra del destino los toques en la puerta hicieron que no sucediera.

Al abrir me encontré con una Sophia sonriente, dejó sus maletas a un lado y me dio un abrazo al cual correspondi. Pensé que no vendría y casi me pongo a llorar, sí, es algo de las hormonas por el embarazo.

—Feliz cumpleaños hermana.

—Te extrañé un montón.

Nos separamos y le presenté a Bárbara, ella contenta la saludó.

—Espero no haber llegado tarde—deja sus maletas en la habitación de invitados y se sienta en la cocina con nosotras.

—Ay no, la fiesta recién comienza—murmura mi amiga.

Reproduce una canción alegre en su móvil y nos incita a bailar con ella.

Estuvimos horas y horas compartiendo el queque que preparé, hasta que mi amiga tuvo que regresar a su casa. Sophia me estaba ayudando a limpiar la cocina, mientras que yo seguía sentada en la silla descansando porque había bailado mucho.

—¿Liam no pudo venir otra vez?—pregunto.

—No, lo siento, ha tenido mucho que hacer en el trabajo que no le han dado permiso de viajar—explica mientras agarra la escoba y barre los restos de comida que se cayeron en la sala—. pero sabes que le encantaría estar aquí y verte.

—Me conformo con verlo por videollamada.

Su móvil comienza a sonar.

—Te llaman.

—¿Puedes ver quién quiere interrumpir mi momento con mi hermana?

Me río para luego acercarme a la cocina para mirar la llamada. Antes de siquiera tocar su móvil me quedo paralizada.

—¿Quién es?

La miro, totalmente confundida, no entiendo nada. Encuentro mi voz y finalmente pregunto.

—¿Por qué te está llamando Jaden?

Sus ojos me miran con desesperación y se le cae la escoba de las manos.

—Te lo puedo explicar...

Todo hizo click en mi cabeza.

—¿Le contaste? ¿Todo? No puede ser—me toco la cabeza que empieza a punzarme—. Qué hiciste...tú...no...debiste.

Escuchaba de lejos sus pasos acercándose. Todo se volvió de a poco negro hasta que perdí totalmente la conciencia.

Todo sin ti: #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora