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Jaden

Antes de irme a Londres para dar mi concierto le conté a mi madre sobre Blake y cuando se dio cuenta que sería abuela no paró de llorar por varios minutos. Ya contándole toda la historia tuve que ir al aeropuerto con urgencia, menos mal llegué a tiempo y el concierto estuvo espectacular, lo hice gracias a Art, desde arriba habrá estado orgulloso.

Con eso mi pequeño tour había finalizado y sabía lo que tenía que hacer a partir de ahora, enfocarme en mí y en mi familia.

Después de tanta espera, Blake ya estaba conmigo, en casa. Justo ahora la estoy viendo hablar con mi madre en la sala de nuestro nuevo hogar. Hemos empezado la mudanza porque eso era lo primero que necesitábamos, tener un lugar cómodo y este es el momento perfecto para hacerlo realidad.

Es una casa alejada de los ruidos de los coches, un poco más lejos de donde estábamos. Es muy grande comparado con la de antes. Tiene dos pisos, una escalera y tres dormitorios. La cocina es ligeramente grande y la sala es espaciosa. El color celeste pastel resalta, a todos nos gusta mucho.

—Ya está todo listo—aparece Brian dejando una caja en el suelo—. Esta fue la última.

Las cosas pesadas ya habían sido instaladas, como muebles, televisores, estantes, etc. Lo único que falta es decorarlo con nuestras cosas y va a quedar perfecto.

—Vaya, estos muchachos si que son fuertes—habla mi mamá.

Me acerco a ella.

—Tú más—ahora susurro—. Necesito que me acompañes un momento mamá.

Ella asintió y por su mirada supuse que sabía lo que venía ahora. Nos adentramos al cuarto de invitados en el primer piso. Había una caja sobre la cama, era la caja marrón con el nombre de mi padre escrito en la parte inferior. Nos sentamos uno a cada lado.

—No abro esta caja desde lo que pasó—habla ella y se ve calmada.

—Es hora. Es la mejor manera de tener cerca a papá por última vez.

Abrimos juntos la caja y el olor a polvo nos invadió. Fue estupendo volver a sentir que estaba cerca a mi padre de nuevo, mi madre sacaba algunas prenda de él y las olía, pero tenía a una sonrisa en el rostro, ya noy dolía. Encontramos un casette, le gustaba mucho la música al igual que yo y cantaba a la perfección. También encontramos sus calcetines de la suerte y nos reímos.

—Lo vamos a extrañar tanto, siempre lo tendremos presente en nuestros corazones.

—Si mamá, siempre.

—Hazlo hijo, es hora de dejar atrás el pasado.

Nos abrazamos y regresamos a la sala donde mi mejor amigo conversaba con mi novia. Me acerco a Blake.

—Tengo que hacer algo importante, regreso lo más pronto, ¿vale?

Sus preciosos ojos lo sabían. Me dio un largo beso el cual disfruto como la primera vez.

—Tómate tu tiempo, aquí te estaremos esperando.

Ay, como me encanta esta mujer. La vuelvo a besar con más intensidad y de ahí beso también su pancita, donde está mi hija.

Todo sin ti: #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora