ElenaEl clima siempre sorprendía con sus lluvias continuas y eso empeoraba las cosas, porque me acordaba instantáneamente cuando él me dijo te amo por primera vez. Una lágrima escapó por mi mejilla y ni me importó limpiarla. Seguía sentada frente a la ventana mientras que mi hermana trataba de llamar mi atención. Acababa de contarle todo, sobre lo de mi madre y hasta de la esperanza creciendo cada día más. Fue liberador, en algún momento tenía que enterarse.
—¿Cuántos tiempo tienes?
—Pronto tendré cuatro meses—contesté.
Escuché sus pasos acercándose y la vi delante mío, mirándome con pena.
—Debiste habérmelo contado todo, ¿no confiabas en mí?
Sus ojos se entristecieron más y no quise dañar a alguien tan importante de nuevo.
—Siempre confiaré en ti—la miré—. Solo que no tuve el momento perfecto para contártelo, estaba más perdida que ni siquiera pensaba en nada.
—Lo entiendo...
Negué—. No Sof, nunca entenderás algo que tú no has sentido.
—No entenderé el sentimiento—me acarició la mano—. pero entiendo el porqué estuviste así.
Agradecí que estuviera acompañándome, miré nuestras manos juntas y giré un poco la muñeca, ahí se veía perfectamente en tinta negra el tatuaje que me hice con él los primeros días que lo conocí "18.02.22", habían pasado ya cinco meses desde aquella locura, y aun sentía como si fuera reciente, pensándolo bien ni siquiera el dolor de la aguja en mi piel dolía tanto como el de mi alma entera. Sophia se percató de lo que miraba y habló.
—¿Se lo dirás?
—No puedo—bajé la mirada.
—Tiene derecho a saberlo.
Ella tenía razón y lo sabía, pero aparte de no poder decírselo, no se me permitía hablar con él, ¿qué pasaría si mi madre se enterara? No quiero poner en peligro al bebé que estoy esperando. Ella ni siquiera lo sabía, es mejor porque si lo supiera sería peor y no se que sería capaz de hacer.
Estuvimos horas conversando sobre otras cosas, tratando de pasar tiempo juntas. La había extrañado bastante.
—Ya tengo que irme—revisa su reloj—. Venga, quiero abrazarte.
Me acerco, envolviéndonos en un abrazo que me reconforta tanto. Se separó un poco para acariciarme la tripa.
—Espero que tu madre te este alimentando bien, la veo muy delgada—le habla.
—No le digas mentiras—se ríe—. Ya estoy volviendo a comer mejor.
—Me alegra escuchar eso.
Volvemos a abrazarnos y recoge sus cosas, acercándose a la puerta.
—Sof—voltea—. ¿Vendrás pronto?
Asiente sonriendo—. Tan pronto para ver esa esperanza crecer.
Le sonrío una vez más hasta que desapareció.
Me senté en la silla de antes, volviendo a ver la lluvia que no cesaba todavía y empecé a contarle a esa esperanza sobre su padre, me encantaba hablar de él, aunque eso doliera, quería hacerlo de todas formas.
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Todo sin ti: #2
RomanceJaden ha intentado seguir con su vida y su carrera, pero cuando está en sus cuatro paredes, la misma pregunta ronda por su cabeza una y otra vez: : ¿Y qué se hace cuándo el nudo está en el alma y no en la garganta? Mientras tanto, Elena lucha por se...