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Elena

Desde que Jay se fue a casa de nuevo no he hecho nada. Él me dijo que debía empezar a arreglar mis cosas para regresarme, pero no podía porque pensaba mucho en él y quería estar en el funeral de Arthur.

Sabía que no estaría bien y tenía que estar a su lado. Sophia me ayudó a tratar de entender que era mejor quedarme para resolver mis cosas y tener todo listo para regresarme a casa. Eso es lo que he estado haciendo desde entonces.

Me encuentro armando varias maletas y me acompaña mi hermana como siempre, me ayuda con algunas cosas que son pesadas. Mi padre también está presente hablándonos sobre el proceso del divorcio.

—En unos días sale y su madre ha estado muy alterada pero no dudó ni un segundo en firmar el documento.

—Al menos esperaba un poco de arrepentimiento por su parte—interviene mi hermana que está guardando las cosas importantes de la cocina.

—Ella no va a cambiar.

Es verdad lo que digo. Mi madre ha decidido poner el poder y el dinero por delante de absolutamente todo.

—Sabe lo del bebé.

Miro a mi padre con la boca abierta.

—Pero papá, te dije bien claro que no quería que lo supiera.

—Lo siento, estaba emocionado y pensé que con eso podría ablandarle el corazón.

—Ya viste que eso no funciono, ¿verdad?

Agachó la cabeza.

Puedo esperarme la reacción de mi madre, pero en estos momentos ya no me puede afectar lo que piense. De a poco mi vida está volviendo a ver la luz y nada puede hacer que mi felicidad se apague de nuevo. Pronto estaré donde y con quien quiero estar.

—Muy bien—Sophia arrastra dos maletas cerca a la entrada—. Lo de la cocina y la habitación está aquí. Uf, terminamos a tiempo.

Me acerco para abrazarla.

—Gracias Sof, con esta tripa es difícil hacer todo lo que has hecho.

—Esa muñeca crece y crece cada día—me acaricia.

De pronto alguien toca la puerta.

—Ya voy yo—se levanta mi padre.

Cuando la puerta se abre me emociono tanto que voy casi corriendo a abrazar a mi persona favorita. Mi rubio favorito. Es Liam.

—¡Elenita!

Había extrañado demasiado ese chillido. Nos abrazamos por muchísimo más tiempo hasta que nos separamos para mirarnos.

—No puedo creer que estés aquí.

—Ni yo puedo creer que esté aquí, querida—pasa con su maleta pequeña—. ¿Señor Blake? Mm buenas tardes—mira confundido a mi padre—. Muy bien, parece que me he perdido de algo aquí.

—Hay mucho que contarte.

—¿Liam?

De la emoción había olvidado a mi hermana. Seguía en la sala de pie y miraba a su exnovio como si estuviera a punto de llorar. Liam corrió literalmente para abrazarla, ella no reaccionaba y yo menos con eso que acaba de pasar repentinamente.

Todo sin ti: #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora