Donde iniciamos

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Acto 1. Los gerentes de la sucursal de Hiroshima de la compañía S usan los libros contables de la empresa para hacer negocios ilícitos con los Yakuza de la zona. 

Acto 2. Los mismos gerentes no logran pagar a tiempo y los Yakuza de la zona, la Kyodo-Kai, aprovechan la visita de Sakusa Kiyoomi, presidente de la compañía, para hacerles saber que irán en serio para cobrar lo que les deben. 

Acto 3. En esa advertencia, terminan por herir al esposo de Sakusa Kiyoomi, quien, inesperadamente resulta ser el joven maestro de la Kobe Yamaguchi, uno de los dos subgrupos del clan Yakuza más grande de Japón. 

¿Cómo se llamó la obra?  

Por favor, mátenme, ya, piensa Kiyoomi recapitulando todo lo acontecido hasta ese momento en que escucha a Miwa hablar tan fluidamente sobre un pasado que el no conoce hasta ese momento, algo que no debería de interesarle en lo absoluto lo está haciendo temblar de... ¿rabia? ¿de enojo? Su felicidad fue destruida en un chasqueo de dedos por alguien que ni siquiera conocía. 

—Anata, ¿quieres que toque el shamisen para ti? —pregunta Atsumu delante de él y de pronto todo se disuelve. 

Se evapora como si los pensamientos fueran agua expuesta al un calor mayor al que jamás ha conocido. La luz que Atsumu desprende cuando sonríe parece extinguir ese enojo que había crecido conforme escuchaba. Mira de reojo que Tobio se ha quedado solo junto con el viejo Kazuyo y su suegro, Atsumu ha ido hasta él, y traga saliva. Hizo lo mismo al ir hasta Hiroshima para verlo, y luego al saltar a defenderlo, reconociéndolo como su alfa a pesar de que... Kiyoomi fue el que utilizó a Atsumu en primer lugar para vengarse del hombrecito que le arrebató a ¿quien? ¿a Wakatoshi? ¿De verdad lo arrebataron de su lado?

—¿Sabes tocarlo? —dice sin pensarlo Kiyoomi porque se siente algo bebido. 

Miwa y los demás se ríen porque todos están expectantes a la respuesta de Kiyoomi. 

—Estudió música en la universidad... qué poco conoces a tu esposo, e incluso él te habla con tanto amor delante de un montón de matones —comenta Miwa riendo alegremente. 

La desagradable sensación de hace un momento parece quedar empujada a alguna parte detrás de su cabeza, y en su lugar se enfoca en Atsumu, uno de los hombres de la Kai lo ayuda a incorporarse para prepararse en el pequeño espacio donde hasta hacía unos momentos una bonita geisha había estado tratando de entretener a los invitados que parecen más enfocados en sus conversaciones. La mujer maquillada de forma dramática hace una reverencia pronunciada a Atsumu que se sienta con poca elegancia. Le prestan el instrumento que acomoda entre sus manos. Frunce el ceño porque le cuesta una vida mover el hombro, sin embargo, tomó suficiente droga que el médico le dio antes de ir e incluso ha bebido algunos tragos para potencialidad el efecto de dolor. 

Le entregan el plectro que es pequeño porque está diseñado para las finas y delicadas manos de la geisha, a la cual le toma de los dedos y los pega a su frente en una forma de agradecimiento por prestarle su instrumento. El omega trata de afinar a su gusto la guitarra tradicional. 

—Un kyokubiki —dice Taiki, un kuyokubiki es una pieza improvisada, solo los estudioso del instrumentos eran capaces de sacar piezas mientras las tocaban, pero Atsumu es alguien que aprovechó cada segundo que le dieron dentro de la universidad para sacar el mejor provecho posible. 

Empieza a tocar con calma y las cuerdas son rasgadas con sincronía, sus ojos se enfocan en el movimiento de sus manos, ambas están coordinadas y su mente se encarga de empujar el dolor que le entumece el hombro por completo hacia cualquier lugar que no sea su pensamiento porque no se puede permitir equivocarse, siempre ha sido de la misma manera, si hace una cosa, la tiene que hacer mejor que cualquier persona, incluso si hay un experto ahí mismo como lo es esa preciosa geisha que se ha sentado junto a su patrón, Kageyama Kazuyo. La intensidad de la música sube poco a poco mientras que su mano viaja a lo largo de todo el instrumento. Hace cambios en el ritmo que va de menos a más todo el tiempo. 

Los omegas también huelen a alquitrán [Haikyuu!! - SakuAtsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora