Regalo de cumpleaños

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Advertencia: En realidad, aquí la participación de mis oc es más notoria, y definitivamente, los personajes están occ, así que pido una disculpa de antemano. 

Siguen las advertencias de capítulos anteriores como humillaciones a omegas, descripción gráfica de infan.ticidio, manipulación, abuso emocional a menores y secuestro, así que vayan con cuidado. 

¡Gracias por leer!

...

Antes de bajar del avión tuvo que vomitar varias veces. El vuelo había sido una tortura, sobre todo cuando tuvo que encontrarse con su padre. Cuando llegan al aeropuerto agradece que el viaje fuese relativamente rápido. Es de noche, con suerte no tendrá que platicar con su padre que ha estado ocupando leyendo cosas en su tableta. 

Ambos suben al auto y avanzan por las convulsas calles del viejo Taipei, son alrededor de cincuenta minutos los que recorren hasta el lugar donde vive con su oton y Taira. Mira de reojo las tiendas y las personas, sus ojos se queda fijos en uno de los teléfonos que usan las personas, él no tiene uno de eso, están prohibidos, lo más cercano que tienen a la tecnología es un reproductor de música. Ocasionalmente lo enciende para escuchar las noticias, así aprendió a hablar taiwanés y chino, su oton le enseñó japonés. 

—Joven maestro —lo llama Subaru. Seiji abre los ojos, se quedó dormido. Bosteza y alza la mirada. 

Ya llegaron y su oton lo espera en la puerta de la casa. El corazón le palpita fuertemente y sale corriendo a sus brazos. Estrecha fuertemente al omega, éste le besa su cabeza. 

—Bienvenido —susurra Atsumu. 

—Estoy en casa, oton —quiere decirle a quién conoció, quiere contarle todo lo que pasó, quiere... quiere llevárselo de ahí para que pueda estar con ese hombre. Porque aunque solo estuvieron juntos dos minutos, bastó para que supiera que en efecto... lo amaba. Tal como su oton le dijo. 

Atsumu se sonríe pero cuando lo abraza otra vez contra él siente un aroma particular, hunde su rostro el cabello ajeno y se aleja mirándolo a los ojos. El aroma que su hijo desprende no es el mismo que tenía cuando se fue a Japón. Por la expresión pálida del alfa sabe que algo realmente malo pasó en el entretanto. 

—¿Todo en orden? —pregunta un poco más serio Atsumu abrazando a su hijo una vez más.

El niño se tensa cuando el aroma de su gestante cambia a uno que hasta a él asfixia un poco. Lo detiene de la mano para que no se aleje, pero Atsumu está dispuesto a ir a enfrentar a Kiryu. 

—Oto, oton... no, por favor —suplica deteniéndolo con toda la fuerza que tiene. El alfa se aferra a la cintura del mayor—. No vayas... no... —busca algo en su yukata con una mano, sin soltar de la ropa al rubio con la otra.

Antes de Atsumu logre zafarse, deja de luchar. El menor le ha puesto en el rostro un pañuelo. El omega interno del rubio se paraliza, así como él. Arrebata ese pañuelo de la mano de su hijo antes de pegarlo a su nariz y aspirar con fuerza. Mira hacia un lado y hacia el otro, los guardias no parecen haberse dado cuenta, por lo cual aprovecha para sostener de la muñeca a Seiji y llevarlo hacia la cocina donde no hay nadie a esa hora. 

—¿Dó-dónde encontraste esto? —pregunta mirándolo de frente, sentándolo en una silla e hincándose él para ver serio a su hijo. Justamente donde está parado el piso está por abrirse para tragárselo, y la sensación de vértigo de pronto se vuelve más fuerte. 

Seiji no responde, en cambio mete otra vez su mano dentro de la manga y saca una tarjeta de presentación que Atsumu le arranca de las manos. Contiene el aliento y sus ojos se vuelven vidriosos. 

Los omegas también huelen a alquitrán [Haikyuu!! - SakuAtsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora