Ahora escucho una sinfonía

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El jet que iba y venía de Japón a Taiwan, y viceversa, llegó en el tiempo estimado hasta la pista privada en la finca de los Azumane. Los dos hijos de la pareja habían visto desde los aires parte de la isla de Shikoku, para Seiji era algo habitual viajar en avión, pero para Taira era su primera vez viajando en avión. La sensación de anticipación que recorrió su cuerpo mientras el avión aterrizaba no se comparaba en nada a lo que antes hubiese sentido en su vida, Seiji apretaba con especial ansiedad la mochila donde llevaba el disfraz que le habían preparado para celebración.

—¿Está emocionado el joven maestro? —preguntó uno de los sirvientes que iba con la familia para asistirle, y que no se notara sospechoso la presencia de únicamente hombres de apariencia intimidante. 

—Muy emocionado —dijo con la mejor de sus sonrisas, aunque el gesto no alcanzaba a llegar al resto de su rostro y los movimientos de su cuerpo. Al contrario caminaba un par de pasos atrás mientras se concentraba en todos los datos que había estado estudiando por meses. Planos y pasos a seguir, si todo resultaba como él esperaba, entonces el inicio de una nueva vida los iba a esperar, en caso de que fallaran, también iniciarían una nueva etapa en su existencia, una probablemente dolorosa, sobre todo para su oton. 

En la pista de aterrizaje los recibe Nishinoya Yuu, el segundo al mando del grupo. Es un hombre bastante bajito, casi de su altura, tiene un increíble look que grita: "Yakuza" por todos lados, con un genial bronceado que hace sonreír a Seiji porque tiene mucha personalidad. 

—¡Bienvenidos! —comentó el hombre de forma enérgica mientras les entregaban piruetas a Seiji y a Taira que se rió porque adoraba los dulces. 

Atsumu fijó sus ojos en Yuu que se quedó brevemente mudo viendo a la familia y después al omega, enseguida sonrió cuando sus ojos se encontraron con los de Kiryu. 

—No sabía que Miya había regresado de su retiro —la última palabra sonó un poco misteriosa. 

—¿Qué? ¿Retiro? —cuestionó Kiryu ladeando el rostro. 

—Hace un tiempo nos llegó un reporte de que el segundo maestro Miya había desaparecido —el gesto se le ensombrece a Yuu y Seiji confirmó de lo que ya era consciente. 

—¿Qué dices? —preguntó ahora Miya interviniendo—. Me tomé un tiempo, la vida de casado antes no me funcionó ahora sí —Seiji sabía que su oton mentía, pero lo hace con tanta naturalidad que la persona frente a él parece relajarse. 

—Ya veo, ¿y estos son sus hijos? —la bienvenida de pronto se había convertido en una especie de interrogatorio y Kiryu estaba empezando a inquietarse. Aquella petición por parte de Seiji se estaba tornando molesta. 

—Mi nombre es Wakatsu Seiji, y mi hermano es Wakatsu Taira —habló Seiji haciendo una reverencia—. Muchas gracias por recibirnos —indicó con voz suave y Yuu relajó la expresión. 

—Claro, tú debes ser el hijo mayor de Kiryu, el chico afortunado por el que el quinto nos llamó, espero que disfrutes mucho el festival —sonrió grande y los empezó a guiar a los autos que los trasladarían al lugar donde ellos se iban a quedar. 

Se les había permitido llevar cinco escoltas, después de todo, iba toda la familia del séptimo. Azumane, el jefe de la zona, no era la clase de persona que fuera flexible, se le conocía por ser bastante pasivo y sereno, sin embargo, eso no significaba que fuese alguien blando, cuando se tenía que actuar, Azumane era el primero en resolver las cosas fuese por los medios que fuese.

—No sabía que Wakatsu y Miya tuvieran algo, incluso hijos —señaló Yuu cuando regresó con su líder después de haber guiado a la familia y sus hombres por la finca directo a los autos. Estarían vigilados todo el tiempo, pues aunque eran invitados seguían siendo un grupo yakuza externo con el que no se tenía ningún tipo de alianza. 

Los omegas también huelen a alquitrán [Haikyuu!! - SakuAtsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora