Al pasar cinco años, la era del despertar los azota. Base que da por finalizado el tormento de Gamba, mujer de una deidad inexplicable por debajo de la tierra; ella quién es vencida por la temible catana roja, crea aún más controversias incluso desp...
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EN UNA ZONA ALEDAÑA A KAMPHRA:
En los líos de la residencia, odiaba meterse. A lo lejos observaba como la silueta de Grice se esfumaba del peligro eminente en Kamphra.
Jorjé no mostraban preocupación alguna, ni mucho menos estaba interesada en buscar a la persona, sabía que por encima de todo habría alguien a las afueras que se encargaría de él. Sin embargo, no se debe confiar mucho, después de todo, ese "alguien" había desaparecido por mucho tiempo, aun así, es un as debajo de su manga, jugado por Gus.
Al ritmo en que su cuerpo se lo indicaba comenzó a correr a la salida de dicha residencia, la mayor de sus habitantes había partido conforme el estado de alerta se anunció, a lo que tomo en cuenta de que esta sería la única oportunidad de él para partir cuánto antes.
El agujero negro que se mostraba a lo lejos fue su salvación, la mano que se extendía y así sacarlo de la fosa, también, solo que él no tenía pensado en que cierta persona vendría a inspeccionar la zona.
—¡Buena tarde, señor Grice!
Expreso una mujer sonriente, en sus manos podía notarse una extensa figura de hierro que salían de las palmas de esta, cayó en cuenta de que algo no estaba para nada bien. El agujero se cerró en segundos, antes de que se esfumará, tiró una de sus varillas afectando a la persona que estaba detrás de ella.
—Es un placer volver a verle...
—¿Cómo es que...? ¿Qué haces aquí?
—Es mi hogar, tengo derecho a volver cuándo me plazca.
Alguien que no es protegido, es un insecto ante su vista, quitó la capa que cubría su rostro dándolo a conocer, Grice tembló.
—¿Qué hace una rata cómo tú caminando hacia un agujero como este? —Reveló una ligera sonrisa antes de colocar sus calzados sobre aquel hombre, pateando el rostro de este—. Sería poco interesante para mí matarte, no vales ni eso —mostró una pequeña sonrisa— supongo que es mejor torturarte. —Tomó al hombre del cuello de su vestimenta, a lo que susurró cerca de sus labios— ¿o debería comerte justo ahora?
—¡Señorita!
El enviado por parte de Jorjé se hizo presente, a lo que la mujer soltó de inmediato el cuerpo del poco hombre, sin duda alguna llegaron a tiempo, de no ser por eso estaría cortando en pedazos la silueta que tenía frente a sus ojos.
—No creo que estuviese pensando en comerlo. —dijo con cierto nerviosismo, la chica extendió sus manos a los cielos, viéndose inocente de la hambruna que le estaba carcomiendo por dentro.
—Lamento mis instintos, es difícil acoplarse.
—El señor Jorjé tenía razón, usted se encargaría de ello. —La chica observó al insecto debajo de su pie, a lo que asintió, percatándose de que, a esta altura, la ciudad había caído en la ruina—. Me encargo de él.
