Collar de Ópalo.

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Liliana se dirigía al gran Comedor para ir a cenar, se había juntado con Blaise que le comentaba como le había ido el entrenamiento de los de Gryffindor.

— Ha sido un caos, había hasta alumnos que no eran miembros de Gryffindor. — se rió. — Potter no supo diferenciarlos, yo en su lugar, lo hubiera hecho al instante.

Liliana se rio. — ¿Y para que fueron?

— Supongo que es porque San Potter es de lo que todo el mundo habla ¿No? 

— ¡Lily, Señor Zabini! ¡Me alegro de encontrarlos! — dijo el profesor Slughorn con una voz tronante y tono cordial, retorciéndose las puntas del bigote de morsa e hinchando la enorme barriga. — ¡Necesitaba pillarlos antes de la cena! ¿Qué me dicen de venir a picar algo a mis aposentos? Vamos a celebrar una pequeña fiesta; sólo seremos unas cuantas jóvenes promesas y yo. Vendrán McLaggen, la encantadora Melinda Bobbin... ¿La conocen no? Su familia tiene una gran cadena de boticas. Y por supuesto, Potter y Granger.

Blaise hizo un esfuerzo por no reír, y lo asemejo a una toz. 

— No voy por que no. 

— ¡Perfecto! — exclamo y miro a Blaise. — ¿Y tú Zabini?

— Si, iré.

— ¡Maravilloso! Los veo más tarde. — y se fue en busca de otras personas.

— ¿Enserio vas a ir? — le pregunto mientras pasaban por la puerta del gran comedor.

— ¿No dijiste que iríamos? Además, si nos metemos ahí, estoy segura de que descubriéremos varias cosas. 

— ¿Dónde está la chica que prefiere quedarse en casa en lugar de pasar con un grupo de magos despreciables?

— ¡Solo dejo que Adhara tome un poco la situación! — le giño el ojo en broma, Blaise le miro pícaro con una sonrisa. La presión, los hizo reír. — ¡N-No puedo con tu cara! — dijo entre risas.

— ¿Y tú? — se rio el chico. — Esta Rojita se está descontrolando, creo que tendré que llamar a Malfoy apera que controle la situación.

— No seas pesado.

— Como sea, es mejor que vallamos al Gran Comedor.

Después de cenar, partieron a las mazmorras, Theodore les miraba extrañados mientras que Daphne y Astoria mantenían sus mirada fija en Blaise, que les contaba lo sucedido con el profesor Slughorn.

Liliana se sentó en un sillón y agarro un diario que traía Ekaitza, el ave se gano en su hombro y se quedo quieta. Ella en cambio, abrió El Profeta Vespertino. Miro interesada el articulo de Arthur Weasley que había registrado la casa de los Malfoy. Un poco preocupada por Narcissa lo leyó.

«Este segundo registro de la residencia del mortífago no parece haber dado ningún resultado. Arthur Weasley, de la Oficina parala Detección y Confiscación de Hechizos Defensivos y Objetos Protectores Falsos, declaró que su equipo había actuado tras recibir el soplo de un confidente...»

Supuso de Bellatrix, al ser una maga muy minuciosa como Narcissa, haya tomado aquella precaución, pero... ¿Dónde se llevaron a los prisioneros?

— He, Rojita, ¿Vos vamos?

— Si... — se levantó y partió con él al despacho del profesor Slughorn.

.   .   .

Varias semanas después, Dumbledore se había ausentado en el Gran Comedor. Lo cual no le sorprendía, lo ms probable era que estaba buscando la forma de librarse de la maldición de muerte. 

La Hija De Los Potter. (6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora