— ¡Petrificus totalus! — gritó Harry mientras intentaba aferrarse al liso y mojado suelo al mismo tiempo que apuntaba con la varita al inferius que lo sujetaba por el brazo.
Éste lo soltó, cayó hacia atrás y lo salpicó todo. El muchacho se puso en pie como pudo, pero muchos inferi estaban trepando a la isla: se sujetaban a la resbaladiza roca con sus huesudas manos, lo miraban con ojos inexpresivos y velado sy arrastraban sus empapados harapos mientras una maléfica sonrisa se les dibujaba en las cadavéricas caras.
— ¡Petrificus totalus! — chilló Harry otra vez, y retrocedió dando mandobles al aire con la varita; seis o siete inferi se doblaron por la cintura, pero había muchos más que se dirigían hacia él. — ¡Impedimenta! ¡Incárcero!
Algunos se tambalearon y un par de ellos quedaron inmovilizados a enroscárseles unas cuerdas, pero los que venían detrás treparon a la roca y pasaron por encima de los caídos. Sin dejar de agitar la varita como si diera cuchilladas al aire, Harry gritó:
— ¡Sectumsempra! ¡Sectumsempra!
Aunque aparecieron cortes en sus chorreantes andrajos y en su gélida piel, aquellos seres no tenían sangre que derramar, de modo que siguieron caminando, insensibles al dolor, con las raquíticas manos tendidas hacia Harry
Él retrocedió y de pronto unos brazos lo asieron por detrás y se cerraron alrededor de su torso; y esos delgados brazos sin carne, fríos como la muerte, lo levantaron del suelo y empezaron a llevárselo hacia el agua, poco a poco pero con facilidad, y Harry comprendió que no iban a soltarlo, que se ahogaría y se convertiría en uno más de los guardianes muertos de un fragmento de la dividida alma de Voldemort...
Pero entonces el fuego surgió en la oscuridad: un anillo de llamas rojas y doradas rodeó la isla y provocó que los inferi que sujetaban a Harry oscilaran y perdieran el equilibro, sin atreverse a cruzar las llamas para llegar al agua.
Así pues, soltaron al muchacho, que se golpeó contra el suelo, resbaló en la roca y se arañó los brazos, pero logró ponerse en pie y, levantando la varita, miró alrededor con los ojos desorbitados.
Dumbledore estaba de nuevo en pie, más pálido que los inferi que lo rodeaban, pero también más alto que todos ellos. El fuego se le reflejaba en los ojos; sostenía la varita en alto como si fuese una antorcha, y de la punta emanaban las llamas que habían formado el inmenso lazo que los rodeaba con su calor.
Los inferi, cegados, tropezaban unos con otros mientras intentaban escapar del fuego que los acorralaba...
Dumbledore recogió el guardapelo del fondo de la vasija y se lo guardó en la túnica. Hizo señas a Harry para que se acercara a su lado. Distraídos por las llamas, los inferi no se percataron de que su presa se escapaba, y Dumbledore guio a Harry hacia la barca.
El anillo de fuego se desplazó con ellos, cercándolos como una barrera defensiva. Desconcertados, los inferi los persiguieron a prudente distancia hasta el borde del agua, pero una vez allí volvieron a sumergirse en las negras aguas, agradecidos de poder escapar de las llamas.
Harry, que temblaba de pies a cabeza, dudó por un instante que Dumbledore pudiera subir a la barca. El anciano profesor se tambaleó un poco al intentarlo porque concentraba todos sus esfuerzos en mantener el anillo de llamas protectoras en torno a ellos. Harry lo sujetó y lo ayudó a sentarse en la embarcación
Cuando ambos se encontraron a salvo, apretujados en la barca, ésta empezó a deslizarse por el lago y se alejó de la isla de roca, que volvió a quedar cercada por el anillo de fuego, pues Dumbledore lo desplazó de nuevo hacia ella; los inferi, que pululaban otra vez bajo el agua, no se atrevieron a salir a la superficie.
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La Hija De Los Potter. (6)
FanficEl mundo ya sabe que Voldemort ha regresado y en Hogwarts se duplicaron las medidas de seguridad. Liliana ha logrado quitar la maldición de los libros y se los ha entregado a Dumbledore pero ahora tiene una misión, que cree que no podrá cumplir. _...